Los agricultores franceses continuarán oponiéndose a la entrada de productos españoles
Los agricultores franceses no depondrán su actitud de protesta ante la entrada de productos españoles en el mercado comunitario hasta que no puedan exportar los suyos a España. Esta opinión es compartida por los principales líderes campesinos del sur de Francia, que el miércoles, día de la firma del tratado, acordaron dejar "celebrar la fiesta en paz", según Julio Labadie, presidente del Sindicato de Explotadores Agrícolas en el Languedoc-Rousillon. Por este motivo, los dispositivos de seguridad previstos por las autoridades españolas y francesas para abortar cualquier acción violenta de los agricultores galos no tuvieron que ser accionados.
La integración de España en el Mercado Común a partir del próximo día 1 de enero de 1986 no supondrá el fin de las protestas de los agricultores galos contra la exportación a Europa de productos del campo español. "Mientras no podamos comercializar nuestras cosechas en España, las frutas y hortalizas españolas seguirán manchando las autopistas francesas", comentó en la madrugada de ayer un grupo de agricultores galos que esperaban la subasta en el mercado Cadran-Rousillon, en Perpiñán.En un amplio y confortable despacho situado en el primer piso del edificio central del mencionado mercado, Joseph Palau, presidente del Sindicato de Productores de Frutas y Legumbres de los Pirineos Orientales, manifestó que "no existe posibilidad de solución hasta que todos nos rijamos por un mismo reglamento". Asimismo insistió en lo que ya dijo con motivo de la entrada de Grecia a la Comunidad: "Para que esto funcione es indispensable crear una moneda comunitaria y tres ministerios europeos; uno de Trabajo y Bienestar Social, otro deTransportes y un tercero de Asuntos Exteriores".
Palau opinó que la libertad de mercado que pregona el Tratado de Roma ",es imposible" sin una unidad de moneda. También indicó que es preciso que las cargas fiscales y sociales que recaen sobre los agricultores en los distintos países, comunitarios "tiendan a igualarse. Si esto se deja a la iniciativa de los Gobiernos de cada país no se logrará mínca". Lo mismo debe ocurrir, según indicó Palau, con la política de transportes y en las relaciones con los países extracomunitarios, "de ahí la necesidad de los tres ministerios europeos que he mencionado". Palau concluyó significando que "es MÍdispensable que la competencia sea honesta, basada en unas reglas comunes y respetando unos mínimos".
Roger Paillés, presidente del sindicato Jóvenes Agricultores, se encontraba el miércoles en la localidad de Estoher, al pie del Cadí, atendiendo una magnífica plantación de árboles frutales. Desde el asiento de un viejo tractor, Paillés indicó que la adhesión de España y Portugal a la CEE ha sido aceptada por el Gobierno de París "a espaldas de los agricultores. Nuestra lucha no es contra los productores españoles, sino contra nuestro Gobierno. Como éste no nos defiende, debemos hacerlo nosotros mismos".
Mercados complementarios
El dirigente manifestó que la integración de España no causaría ningún problema si desapareciera la "enorme desproporción de cargas fiscales y sociales existentes entre España y Francia" y "si permite una reciprocidad de mercados".Al igual que los demás líderes sindicales consultados, Paillés mostró gran interés por el acceso al mercado catalán: "Nosotros creemos que las Cataluñas de uno y otro lado de la frontera se complementan perfectamente. En el norte está la agricultura; en el sur la industria. Esto la Generalitat, con la que hemo s mantenido contactos, lo entiende".
Labadie añadió que cuando España entre en la CEE "los españoles comprenderán nuestra situación". El dirigente apuntó que "lo mismo que nosotros hacemos ahora con las frutas y hortalizas de España lo harán después los españoles con los productos procedentes del norte de África, que son todavía más baratos que los producidos en España".
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