Ronald Reagan asegura que no pretende derribar militarmente al régimen sandinista
"No buscamos derribar militarmente al Gobierno sandinista o poner en su lugar un Gobierno basado en seguidores del antiguo régimen de Somoza", asegura el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en una carta enviada a miembros del Congreso. La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, debatirá a partir de hoy una propuesta para la concesión de ayuda humanitaria a la guerrilla que combate al régimen de Managua.
El Senado, de mayoría republicana, acordó la semana pasada la concesión de 38 millones de dólares (cerca de 7.000 millones de pesetas) y levantó restricciones para las actividades de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la zona y para una eventual intervención militar en el futuro.En la carta enviada a los congresistas, Reagan asegura que está decidido a proseguir con la búsqueda de soluciones políticas, no militares, al conflicto centroamericano, informa Reuter desde Washington.
Entre tanto, prosigue la tensión entre Costa Rica y Nicaragua. Unos 400 miembros del grupo ultraderechista Costa Rica Libre invadieron al mediodía del lunes la Embajada del Gobierno sandinis¡a en San José y, después de apedrear sus ventanas, pisotearon la bandera y el escudo. El acto, calificado de bochornoso por el canciller Carlos José Gutiérrez, siguió a un paro nacional de cinco minutos dedicado a cantar el himno patrio, como afirmación de una soberanía que sienten amenazada por el régimen sandinista, informa desde México Jesús Ceberio.
El incidente sucede a la muerte de dos guardias civiles en una emboscada que el Gobierno de San José ha atribuido al Ejército nicaragüense. El Grupo de Contadora se dispone a formar un comité de investigación, en el que participará el secretario general de la OEA (Organización de Estados Americanos), João Clemente Baena. Costa Rica ha rechazado la propuesta de crear una zona desmilitarizada entre las dos naciones.
Las autoridades costarricenses apoyaron el paro civico, pero no pudieron sustraerse a una condena del asalto a la embajada, aunque ambas iniciativas partieron de la derecha. El presidente, Luis Alberto Monge, garantizó telefónicamente a su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega, que hechos de esta naturaleza no volverán a repetirse.
El ministro de Exteriores manifestó que los asaltantes debían darse cuenta de que "debilitan la tesis costarricense de defender el derecho internacional".
Managua aceptó las garantías ofrecidas por Monge, pero al mismo tiempo acusó a la CIA de instigar este tipo de hechos, "que no buscan otra cosa que aumentar el clima de enfrentamiento entre los dos países, para facilitar por esa vía nuevas y mayores agresiones contra el pueblo nicaragüense".
La embajadora Leonor Argüello lamentó la lentitud con que habían operado las fuerzas de seguridad, a las que tres días antes advirtió sobre el peligro de que se produjeran ataques contra la sede diplomática.
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