La escuela privada
Quiero dejar constancia, ante todo, que mi exposición no aherroja una intencionalidad de defensa o de crítica destructiva hacia la escuela privada. Pretendo una mera plasmación diferenciativa entre dos profesores de EGB (funcionario de la escuela pública-trabajador en la escuela privada) y una descripción de nuestra problemática latente.
1. Una jornada de 25 horas semanales en la escuela pública tiene derecho, aproximadamente, a una nómina de 109.000 pesetas brutas mensuales. Asimismo, una jornada de 30 horas semanales de la escuela privada es correspondida con un sueldo de 76.103 pesetas brutas mensuales. Aclaración: el funcionario de la escuela pública tiene el derecho a tres horas libres semanales, a hacer efectivo, al ipso-facto, el porcentaje de subida anual, a... y a vivir tranquilo y feliz. ¿Nosotros también, señor ministro?
2. A un año académico en la escuela pública le corresponde 60 días de vacaciones. Por contra, a igual período de la escuela privada sólo corresponde 30 días.
3. Señor Maravall, ¿podría vivir dignamente su familia si, en su caso, percibiese un salario neto de 58.716 pesetas?... yo, tampoco.
En cuanto al segundo punto: nunca el enfermo se siente deshauciado si espera curación de su mal pero, desgraciadamente, ese, no es nuestro caso. Nos encontramos vagando por una maraña sindicatos-gobierno-oposición-patronal favorecida, aún más, por nuestra ínfima con cienciación de grupo.
Los sindicatos (no todos) nos incitan a la consecución de metas cuyas sendas han sido minadas por ellos mismos (AES), la "leal oposición" pretende un desdeñable manejo político, el Gobierno una utilización para ratificar sus ambiguos proyectos (LODE) y la patronal una instrumentalización para enquirosarse en su cómoda situación. Si a lo anterior le añadimos la inexactitud e indiferencia a la que nos han sometido los medios de comunicación, sólo me resta decir ¡no me espero a la próxima y en Andorra nos vemos Vicen!-
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