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Felipe González

piensa que el uso de corbata no es necesario para gobernar, pero cree que ayuda a los demás a sentirse cómodos con el gobernante. Quizá sea esa ambivalencia la que hace que siga manteniendo una dura batalla contra la corbata, según confiesa en sus respuestas a un cuestionario publicado en la revista Primera Línea. Asegura que no se tiñe el pelo, "a pesar de Santiago Carrillo", explica que no va de discotecas porque se le da muy mal bailar y que le gusta cocinar algunos platos, como el rabo de toro y pescado al horno. Felipe González cuenta que su libro de cabecera es El Quijote, que es un apasionado de los caballos y que cuando sale de incógnito de la Moncloa siente una sensación de libertad.

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