_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los fracasos de juventud son un recuerdo para la vejez

La bolsa ha sorprendido a los analistas con un comportamiento que podría ser considerado como excesivamente positivo. El índice general ha ganado 66 centésimas después de hacerse público un dato desfavorable de coyuntura: el aumento del 1% en el índice de precios al consumo para el pasado mes dé abril.Bien es cierto que los expertos venían defendiendo la idea de que ya se había descontado ese porcentaje de inflación, por lo que su efecto no podía ser muy negativo. Pero una cosa es que no influya para mal y otra distinta que se ofrezca la impresión de que la marcha de la economía discurre por cauces tranquilos y serenos.

A la hora de intentar explicar el repunte de ayer, en primer lugar se puede asegurar que no existen causas técnicas que lo justifiquen. O, más exactamente, que no se encuentran nuevos datos respecto a la semana anterior. En aquella tanda se presenció un pulso entre los factores positivos y negativos tanto de índole interna como externa al mercado, que fue ganado limpiamente por estos últimos. Ahora parece que las tornas han cambiado, aunque los analistas sólo pueden soportar una explicación parcial: la confianza con que los inversores han acogido las afirmaciones del responsable de Economía y Hacienda respecto a la mejor evolución de la inflación en el mes de mayo y al inicio de la entrada de dinero extranjero en determinados valores, especialmente industriales, habida cuenta del aumento de las facilidades para el movimiento de capitales.

Este cambio de clima, sin embargo, no parece contar con demasiadas posibilidades de hacerse creíble, a no ser que se olvide lo ocurrido en semanas anteriores, cuando los cambios continuaban a la baja sin razones técnicas que lo justificaran. En definitiva, da la impresión de que los inversores se están dejando arrastrar, por factores más psicológicos que reales, lo cual debe mantener un sentimiento de inseguridad a corto plazo que puede orientar el mercado en cualquier dirección.

Esta posibilidad, por otra parte, no supone que se pueda sufrir por el momento un descenso importante. Si algo hay claro es que la bolsa mantiene una importante resistencia en 109% y que incluso es capaz de elevarse sin contar con el sector. eléctrico (que ayer sólo aumentó una centésima simbólica).

Algunos operadores, por consiguiente, especulan hasta dónde podría haber llegado el índice general si estos valores se hubieran incorporado plenamente al ritmo alcista. Pero el papel de valores-refugio que ofrecen, en vista de su rentabilidad, impide que los dividendos de estos días fomenten las ventas, por lo que es más fácil que mantengan estables sus cambios, con clara tendencia a subir. La banca, por otra parte, también debería registrar una mejora.

Las grandes carteras, de todas formas, siguen en actitud prudente, ya que han visto cortadas sus esperanzas de comprar a bajo precio -la bolsa no ha perdido tanto como hubieran deseado- y además encuentran problemas para entrar en determinados valores, puesto que el papel no quiere hacer acto de presencia en el parqué. Hasta que estos grandes inversores no definan su táctica es dificil que el mercado consiga definirse con claridad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_