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Una falsa alarma provoca el pánico en las cercanías de la refinería de San Roque

Las poblaciones de Puente Mayorga, La Colonia y Guadarranque viven en estos días un clima de psicosis a raíz del accidente producido el pasado domingo en el pantalán de la refinería de CEPSA en San Roque (Cádiz). Hasta tal punto llegó el miedo de sus habitantes que, al filo de las tres de la tarde de ayer, evacuaron espontáneamente la zona, saliendo rápidamente hacia La Línea, San Roque y otros lugares de la comarca, cuando cundió la alarma de que se había producido un escape de gas en la refinería.

Un autobús de las líneas urbanas salió abarrotado a esas horas, cuando los vecinos lo pararon, entrando despavoridos en él. La mayoría cogió sus coches particulares y huyó. Se dio el caso de un automóvil que llegó, con diez personas en su interior, en su mayor parte niños, hasta Sotogrande, a varios kilómetros de la.zona. La mayor parte de la población se trasladó a La Línea y San Roque, las ciudades más cercanas, y las escenas de histeria se sucedieron por doquier.El origen de todo fue una maniobra que se estaba realizando en una línea de gasóleo que se estaba purgando, para reparar una tubería que conduce al pantalán. Según el jefe del servicio de bomberos de refinería, Rafael Jurado, esta maniobra es rutinaria, y se habían tomado las medidas de seguridad pertinentes.

Sin embargo, uno de los empleados -que había sido testigo directo del accidente del pasado domingo- creyó observar algo anormal, y rápidamente dio aviso a la Guardia Civil de que cortara la carretera de acceso al pantalán. Al detectar los vecinos estas maniobras cundió la alarma, y se produjo la estampida.

Dispositivos de la Guardia Civil y de la Policía Municipal de San Roque montaron rápidamente vigilancia en la zona, y ordenaron en la medida de lo posible la evacuación. Una hora más tarde comenzaron a volver los afectados, una vez que se tranquilizaron los ánimos.

Recuperación de cadáveres

Por otra parte, ayer continuaron las tareas de rescate de desaparecidos a consecuencia de la explosión del domingo a cargo de equipos de buceadores de la Armada. Se encontraron sobre las 13.00 horas, en las inmediaciones de los buques siniestrados, dos nuevos cuerpos. Estaban totalmente calcinados. Uno de los cadáveres era el de un coreano, miembro de la tripulación del Petrogen One, y el otro pertenecía a un empleaod de Cepsa. En este último caso se trata de José Márquez Flores, de 35 años, vecino de la barriada sanroqueña de Campamento. Fue identificado por los familiares en el propio pantalán, donde esperan muchos otros allegados de los desaparecidos.Con el hallazgo de estos dos cadáveres, los fallecidos en esta catástrofe ascienden a 23 y quedan por rescatar diez desaparecidos. Se espera que con el levantamiento de los barcos siniestrados puedan descubrirse algunos cadáveres que se hallen aún entre los hierros y materiales de los buques, cuyo acceso por parte de los buceadores es prácticamente imposible.

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Asimismo, siguen las tareas de control de la contaminación en las aguas de la bahía: la playa de El Rinconcillo, en Algeciras, podrá estar limpia en el plazo de cuatro a siete días -según los técnicos de refinería encargados del tema- y bombas subcionadoras traídas por Cepsa recogen los restos de combustible.

Según informa desde Sevilla la agencia Efe, el presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, manifestó ayer que el joven Francisco Javier Beza, de 18 años, recibirá la primera medalla de Andalucía como premio a su acción de rescate de ocho de los heridos en la catástrofe. El joven ya había sido condecorado por el Gobierno central.

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