El reto de la CEE
A las dificultades científicas existentes para la erradicación de la peste africana del cerdo en España se añade la consolidación, en estos 25 años de epidemia, "de las estructuras de producción irracionales, que todavía se mantienen", según reconoce Miguel Ángel Díaz Yubero, subdirector, general de Sanidad Animal, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
La diseminación geográfica de los puntos de cría, engorde y comercialización produce un importante tráfico de animales a través de la Península, muchos de ellos enfermos o portadores que transmiten el fatídico virus. Otro factor que incrementa las dificultades de control virológico es la falta de condiciones sanitarias de las explotaciones familiares, donde se concentra el 48% de los focos, que se extiende con facilidad porque muchas explotaciones domésticas se hallan en núcleos ur banos, pegadas unas a otras.
La pregunta es saber por qué la Administración, desde 1960, no ha podido con la peste porcina africana, al contrario de lo que ha sucedido en otros países, como Brasil, República Dominicana, Cuba, etcétera, donde se procedió a un exterminio exhaustivo en extensiones contaminadas, extendiendo el aislamiento a otras zonas sin contaminar, creando cinturones de seguridad para evitar la extensión de los focos.
Errores evidentes en política sanitaria
Díaz Yubero explica que, a pesar de las anteriores medidas administrativas para la contención de la epidemia, la enfermedad no desapareció a causa de evidentes errores, como fue el incremento del tráfico y tránsito, como consecuencia de la expansión del sector porcino, del que actualmente viven directa o indirectamente unas 140.000 personas."Los ganaderos españoles, y especialmente las grandes firmas productoras que controlan el sector, han visto las orejas al lobo ahora con la amenaza de la competencia procedente de la CEE", explica el subdirector general de Sanidad Animal. "Y eso nos ha llevado a planificar la lucha partiendo de un absoluto protagonismo del productor".
Hay que recordar que la peste africana que padece el cerdo no afecta para nada al hombre, que, sin embargo, puede transmitirla al animal de nuevo a través de los residuos de comida con los que, tradicionalmente, se ha alimentado al cerdo en numerosas regiones. Esta práctica está en la actualidad absolutamente prohibida por la Administración.
También el Ministerio de Agricultura ha facilitado este control necesario para luchar contra la epidemia, al elevar las indemnizaciones por sacrificio de animal contaminado y acercar el baremo de las indemnizaciones -126 pesetas por kilo de cerdo de cebo- a la cotización en la lonja, que en el mes de mayo se situaba en las 150 pesetas.
Otras medidas consisten en el registro obligatorio de todas las explotaciones y control de animales que se trasladen. El plan de cinco años, que ha comenzado ya, prevé la realización de un censo serológico de toda la población porcina.
Entre los fondos destinados a investigación, sin embargo, no hay ninguna partida que contemple, por ejemplo, la terminación del centro que, hace 25 años, comenzó a edificar el Ministerio de Agricultura en Valdeolmos (Badajoz), donde está prevista la instalación del laboratorio aislado que reclaman los investigadores para sus ensayos sobre posibles vacunas.
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