_
_
_
_
Reportaje:Impacto del cambio tecnológico en las democracias industriales

La mayoría de los encuestados cree que los ordenadores aumentarán el paro

El Reino Unido y España son los más temerosos hacia el desarrollo informático y el uso de los ordenadores, porque producirá mayor número de parados; así respondieron en ambos países el 63% y 64%, respectivamente, de los encuestados.Japón, Alemania e Italia muestran una extremadamente pequeña porción de sus poblaciones que han usado ordenadores de proceso de datos o de palabras. Estados Unidos (37%), Francia (26%) y Reino Unido (28%), por el contrario, presentan porcentajes muy elevados en el uso de ordenadores superando varias veces las cifras obtenidas en Japón.

Un tercio de los entrevistados dijo que no habían utilizado nunca un ordenador, pero añadieron su interés por hacerlo. En esta actitud favorable al uso destacan España y Japón (41% de sus entrevistados). Este porcentaje referido a los españoles podría explicarse porque el aprendizaje del uso de ordenadores representa una salvaguardia individual contra el paro. Francia también ofrece un porcentaje elevado de interesados en el manejo de la informática.

Más información
Ficha técnica del sondeo en España
El paro y la criminalidad constituyen hoy las preocupaciones dominantes en las democracias industriales

Queda casi la mitad de los entrevistados en los ocho países (a excepción de EE UU, con sólo el 29%) que jamás ha utilizado un ordenador y carece del estímulo para intentarlo; es decir, que no les gustaría aprender la técnica para su uso; esta actitud negativa aumenta a medida que la edad avanza, principalmente a partir de los 50 años, y se produce con mayor intensidad en el Reino Unido, Alemania y Noruega.

La baja utilización de los ordenadores, junto al también bajo interés por su uso que revela la encuesta llevada a cabo en Alemania, representa sin duda uno de los resultados más sorprendentes de este sondeo multinacional

Dos tercios de americanos y españoles reflejan un alto grado de optimismo sobre la ayuda que supondrán los ordenadores para hacer más fácil los trabajos cotidianos, mientras que sólo un 25% de alemanes piensa de esa manera. De los japoneses y alemanes, un amplio número dice no tener opinión a este respecto, lo que parece sugerir que desconocen las aportaciones de la informática a las tareas diarias.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Cuatro de cada 10 entrevistados piensa que usando los ordenadores la gente podría llegar a desinteresarse por su trabajo, de manera que la falta de estímulo laboral resultaría pernicioso. Pero casi la mayoría de los entrevistados (con la excepción curiosa de Japón y Alemania), no se muestran pesimistas; en general se cree que la informática no producirá ese efecto de desentendimiento del trabajo y, en cambio, sí va a reducir las tareas pesadas que hoy realizan los trabajadores. Casi el de entrevistados declaran que los ordenadores van a aligerar el desarrollo de ciertas tareas laborales. España, EE UU, Noruega y Reino Unido son los países más convencidos de tales ventajas.

Perder la intimidad

Se produce el acuerdo de que el uso de los ordenadores podrían facilitar el acceso a la intimidad personal, de modo que cada vez más se pueda conocer y controlar la vida privada. Aproximadamente el 60% de los entrevistados en los ocho países piensa que este asalto a la privaticidad podría ser real y amenazante. En Francia y Reino Unido está muy extendido dicho temor (71% y 75%, respectivamente), pero también EE UU y España presentan porcentajes considerables (68% y 69%.).

Es claro que el avance informático suscita temores y recelos, cualquiera que sea el grado de desarrollo tecnológico del país en cuestión: españoles, franceses y americanos tienen notorias diferencias en el desarrollo y presencia cotidiana de los ordenadores, pero el miedo es tan alto en una sociedad como en las otras. Italianos y noruegos (un tercio de cada grupo) sostienen su desacuerdo sobre este punto, rebajando notablemente su preocupación a este respecto.

Como respuesta a una de las más importantes preguntas del sondeo, la mitad de los entrevistados afirmaron que el uso creciente de la informática y la presencia de ordenadores podrían empeorar el desempleo en el mundo; incluso el 43% de la población estadounidense mantiene esta postura, aunque en este país también el 50% de los entrevistados sostiene que se producirá el efecto contrario; es decir, aumentará el número de puestos de trabajo. En resto de los países no son tan optimistas, pues menos de la cuarta parte (en España, 13%, y en Alemania, 12%) manifiesta que el impacto de los ordenadores creará más empleos. Pero, a excepción de EE UU, aproximadamente un tercio de los entrevistados en los otros siete países se muestra indeciso acerca de los efectos de la informatización sobre los puestos de trabajo, lo que quizá cabría interpretar como la opinión de que los ordenadores podrían crear tantos puestos como los que eliminan.

Más de la mitad de todos los franceses, británicos, noruegos, ítalianos y americanos entrevistados declararon su disposición favorable a recibir entrenamiento en el uso de los sistemas informáticos. Y sorprende que japoneses y alemanes reflejen menos entusiasmo, incluso claro negativismo, a incorporarse al uso de ordenadores recibiendo la oportuna formación.

Existe poco grado de acuerdo acerca de los obstáculos sociales al desarrollo de las nuevas tecnologías; el sistema escolar y los prejuicios de la gente se perfilan como los más grandes frenos; para los ingleses, resultan ser los sindicatos los principales enemigos de la informática.

Con el énfasis puesto por los entrevistados en los problemas interiores y cotidianos (preocupan más que las amenazas de guerra y las armas nucleares), la encuesta pone bien claro que una mayoría de las poblaciones en las democracias industriales se opone a la modernización de la industria, si ésta produce aumento de desempleados.

En la misma interpretación aparecen dos grandes conclusiones: una amplia porción de la población piensa que los ordenadores, crearán más paro y no está dispuesta a emprender el aprendizaje de nuevas tecnologías.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_