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Reagan propone reducir los impuestos al nivel más bajo desde la II Guerra Mundial

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan presentó esta madrugada (hora de Washington) al país, en un discurso televisado desde la Casa Blanca, una reforma fiscal dirigida a dar paso a "la segunda revolución americana", prometida por el presidente, y que significará, si es aprobada, que los ciudadanos paguen un 5,2% menos de impuestos, mientras que las empresas pagarán un 22,5% más. El plan propone acabar con el crédito fiscal por inversión en la industria y una reducción de los tipos impositivos a su nivel más bajo desde la II Guerra Mundial.

El objetivo de Reagan es convertir en "más justo, más simple y más eficiente" el sistema fiscal norteamericano liberando las posibilidades de crecimiento económico. A pesar de lo atractivo de la propuesta, los expertos vaticinan que el proyecto de Reagan sólo tiene un 50%. de posibilidades de ser aprobado por el Congreso tal como ha sido presentado. El plan es fiscalmente neutral y persigue recaudar lo mismo que ahora.El presidente quiere pasar a la historia con esta reforma que tiene un fuerte tono populista y se dirige sobre todo a la clase media americana, a la América de la main street. Los estrategas republicanos estiman que si Reagan consigue vender su plan, éste tendría los efectos que tuvo la seguridad social para los demócratas en los años 30 y el Partido Republícano podría convertirse en la formación política mayoritaria en Estados Unidos.

El objetivo de su propuesta de simplificar el sistema fiscal y para ello propone reducir los tipos impositivos del impuesto sobre la renta a sólo tres: 15%, 25% y 35%. El máximo tipo que pagarán las empresas será un 33%. La renta exenta de tributación, que ahora es 1.040 dólares, pasa a 2.000 dólares. Los muy ricos y los muy pobres y también, en menor medida, la clase media que permitió la victoria electoral de Reagan el pasado noviembre en 49 Estados, son los más beneficiados por la propuesta del presidente.

La industria pesada, la "América que contamina", siderúrgica, constructores de automóviles, máquina herran-fienta, es la más pedudicada. Pierde deducciones que le permitían hasta ahora pagar pocos impuestos y será en definitiva quien deba pagar más por las cantidades menores, que pagarán los ciudadanos.

Según los datos del plan filtrado ayer, antes de que Reagan explicara por televisión su propuesta al país durante un cuarto de hora, los contribuyentes de la clase media, que ganan anualmente entre 30.000 y 50.000 dólares, que ahora pagan el 7,8% de sus ingresos al fisco, pagarán un 7,3%.

Los que están en los límites de la pobreza y ganan menos de 10.000 dólares al año pagarán, si finalmente el plan es aprobado, el 0,9% de sus ingresos en irripuestos frente al 1,4% que pagan actualmente. Esto signífica una reducción del 35,5%. En el otro extremo, los muy ricos que ganan más de 200.00 dólares también se verán favorecidos y tributarán el 18,7% de su renta en vez del actual 21 %.

Recortar 'agujeros' fiscales

Por primera vez, el Partido Republicano, que históricamente simboliza el gran capital y los grandes intereses, se dispone a recortar algunos agujeros fiscales que permitían al mundo empresarial jugar con el sistema y eludir impuestos. Sin embargo, la propuesta de Reagan no llega tan lejos como lo hacía el primer proyecto del Tesoro del pasado noviembre, que trataba a todas las rentas por igual.En esta primera propuesta, realmente revolucionaria viniendo de una Administración conservadora, ha tenido que ser matizada. Así el máximo tipo imponible sobre las ganancias del capital es recortado de un 20% a un 17,5%, lo que se compensa con que un 50% de estos beneficios, frente a un actual 40%, serán sujetos a imposición.

Se ha producido una batalla de intereses en el mundo de las empresas, una guerra civil de unos sectores contra otros, que finalmente ha perdido la industria pesada en beneficio de los sectores de servicios y fabricantes. de bienes de consumo. El plan presentado por Reagan acaba con la deducción que la gran industria podía hacer hasta ahora por nuevas inversiones, el investment tax credit, que pagaba hasta sólo por un 10% del coste de la inversión.

También recorta los beneficios que obtenía este sector al que ahora se le permite efectuar deducciones fiscales aceleradas, en muy pocos años, por la inversión en nuevas instalaciones. Debido a que la industria clásica utiliza mucho capital, estos dos agujeros del actual sistema han ahorrado a empresas como US Steel o Ford miles de millones de dólares en impuestos, disminuyendo, a veces por debajo de un 10% lo que una compañía de este tipo pagaba efectivamente.

La propuesta del presidente exige que las deducciones fiscales por amortización se hagan en un período mayor de tiempo. Actualmente, una empresa podía deducir su inversión por nuevo equipo en un período muy corto y conseguía prorrogar por muchos años miles de millones de dólares en impuestos. Ahora tendrán que pagar mucho antes de lo que lo venían haciendo.

Los bolsillos de las grandes empresas industriales pagarán la mayor parte del más del 20% que pagarán las compañías en benefi.cio de los ciudadanos. En una época en que la industria contaminante está en crisis, debido al valor del dólar y la competencia exterior, la creación de más impedirnentos es "un clavo más en el ataúd de la industria americana", ha dicho el presidente de la Beethelehem Steel Corporation, Donald Traudein.

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