Los horarios comerciales
Nuevamente me dirijo a usted, a pesar del nulo eco que en su periódico tienen las opiniones del pequeño comercio, y en concreto de entidades representativas como la que presido, que agrupa a más de 4.000 pequeños comerciantes.El editorial de su periódico del día 21 de mayo, sobre libertad de horarios comerciales, parece escrito por el gerente de cualquier gran centro comercial. En él se exponen los argumentos reiterados por las grandes empresas y que en definitiva se resumen en uno solo: lo moderno, lo europeo es la libertad de horarios; lo antiguo, lo medieval es el proteccionismo que los pequeños comerciantes reclaman.
No voy a contraargumentar lo expuesto en el editorial, pues ello ocuparía demasiado espacio. Sí quiero lamentar lo que subyace en su fondo: un profundo desconocimiento de la problemática actual del pequeño comercio. Y en consecuencia se confunde la defensa de una conquista social (un horario humano) con reivindicaciones gremiales. Se descalifica del peor modo la lógica pretensión del pequeño comerciante de situarse bajo el paraguas protector del Estado, como casi todos los grupos sociales. Se le quieren aplicar criterios de liberalismo decimonónico en una sociedad llena de situaciones de privilegio.
La medida adoptada por el Gobierno y las opiniones de su editorial, basadas en simplificaciones nacidas del desconocimiento de la realidad social a la que se refieren, producen un progresivo desencanto de sectores, que, como el pequeño comercio, pusieron su esperanza en que las cosas cambiarían a mejor. Las medidas adoptadas son una muestra más de las muchas que ha tomado el Gobierno, que, sin solucionar nada, y el tiempo lo dirá, encrespan, irritan y lesionan a amplios grupos sociales. En este caso concreto aún se está a tiempo de rectificar.-
presidente de la Federación de Mercados y Galerías.
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