Los propietarios torturados en una masía habían padecido otros asaltos
Pilar Iglesias y Francisco Sánchez, los propietarios de la masía Can Farnés, de Lliçà de Vall, que fueron brutalmente torturados por tres desconocidos en la madrugada del pasado viernes, habían sido robados en varias ocasiones durante los últimos tres años, según explicó ayer a este diario Pablo Sánchez, hermano del propietario.
"En una ocasión los ladrones entraron en la masía aprovechando que los dos habían ido al mercado y le llevaron algún dinero; en otra oportunidad entraron unos chicos que les amenazaron con navajas y se apoderaron de 60.000 pesetas, pero nunca habían sufrido agresiones". Según Pablo Sánchez, "en los diferentes atracos que han sufrido han perdido más de 200.000 pesetas". También aclaró que Pilar, de 63 años, y Francisco, de 54, no son matrimonio, aunque conviven desde hace cinco años.Ambos siguen en estado grave, internados en la habitación número 113 de la primera planta del hospital de Mollet, donde ayer les fue tomada declaración, por espacio de dos horas, por el servicio de información de la Guardia Civil de la citada población, encargada del caso. Las primeras investigaciones permiten deducir que los asaltantes no torturaron al pastor, Enrique Aleu, porque estaban convencidos de que desconocía dónde se encontraba el dinero, que los atracadores pensaban que estaba escondido en la casa. Los asaltantes pretendían conseguir un botín que creían sustancioso -mucho más que las 30.000 pesetas que obtuvieron- a cualquier precio. Incluso se permitieron devolver al pastor las 600 pesetas que les había entregado de su bolsillo para que no le lastimaran. Éste sólo recibió un puñetazo en el ojo y la quemadura de la oreja fue producida fortuitamente al acercarse a Pilar Iglesias y Francisco Sánchez, a los que inicialmente los asaltantes torturaron con golpes y con sacos de plástico ardiendo que arrojaron sobre ellos, una vez los hubieron desnudado y atado.
Los tres delincuentes se cebaron repetidamente en la pareja, llegando a extremos de gran sadismo. Como armas portaban una pistola de plástico y un hacha. Igualmente dejaron el mobiliario de la masía muy dañado y degollaron varias ovejas.
La Guardia Civil continúa sus investigaciones, dificultadas por las contradictorias declaraciones del pastor, que cree que eran "tres individuos bajos y gruesos", mientras los propietarios declararon ayer que se trataba de "tres hombres altos y fuertes". Los tres agresores pincharon dos ruedas del vehículo, un Citroen 2CV propiedad de Francisco Sánchez, antes de emprender la huida. Se especula con que podrían ser árabes, por el acento, y con que podrían ser los mismos que actuaron en anteriores asaltos, de ahí que cubrieran sus rostros con pañuelos.
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