Emilio Oliva tiene prisa por ser figura
LUIS M. MORCILLO, "Quiero llegar a figura del toreo en mi primer año de alternativa", dice Emilio Oliva, que esta tarde la confirma en Las Ventas. "Se dice que un torero no llega a la cumbre hasta dos o tres años después de su doctorado porque necesita ese período para hacerse. Pero yo quiero 'llevármelo' antes de ese tiempo", indica el torero.
Emilio Oliva se siente muy ilusíonado porque se le haya ofrecido la confirmación dentro del ciclo de San Isidro. "Quiero corresponder a la confianza depositada en mí alcanzando un triunfo ese día".
La corrida de Pablo Romero, que el matador ha visto en la Venta del Batán, le parece "aceptable y digna de la plaza de Madrid". Y, aunque reconoce que es una ganadería dura, dice que espera "que dé buen juego y se pueda torear. Hay tres toros negros y tres cárdenos, todos ellos muy de esta divisa".
Cree el torero de Chiclana que está actualmente en un momento de su carrera en el que domina el capote, la muleta y el estoque. "Las orejas se consiguen toreando bien con la muleta y manejando bien el acero", indica, "y por eso hay que dominar muy bien ambas cosas, pero creo que también ando bien ahora con el capote porque al toro de Guardiola, en Sevilla, lo toreé muy bien de capa".
El padrino de la confirmación es Ruiz Miguel, torero de San Fernando (Cadiz), paisano del chiclanero Emilio Oliva. Esta circunstancia agrada al apadrinado, quien dice que "Ruiz Miguel es, además de paisano, muy amigo mío y, sin hacer de menos a los demás, es el mejor padrino que puedo tener".
Por su parte, Ruiz Miguel indica que, "cuando la empresa me ofreció la corrida de confirmación de Emilio Oliva, la acepté sin vacilar, pese a que la ganadería de Pablo Romero es de las duras, porque Emilio es un amigo al que aprecio mucho".
Manuel Lozano, apoderado de Ortega Cano, triunfador de la corrida del pasado día 24, dice que se castigó demasiado a los toros de esa tarde. "Esto pasa", señala Lozano, "porque los presidentes, en la plaza de Las Ventas, se empeñan en imponer sus criterios y no dejan que el torero dirija la lidia de su toro y decida el número de puyazos que deben darse, que nadie mejor que él conoce".
Cree Lozano que, si los toros de Ramón Sánchez se hubieran lidiado en cualquiera de las plazas en las que no se dan los tres puyazos por sistema, "se habrían cortado las orejas, por los menos, a tres de ellos".
Según el apoderado, no influye en el excesivo castigo el hecho de que los picadores coloquen el puyazo en el espinazo del toro en lugar de en el morrillo. "Los picadores han hecho la suerte en esta corrida como la hacen siempre. En los tiempos actuales ya no se pica en el morrillo".
Babelia
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