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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reencuentro con Egipto

DESDE QUE, hace ocho años, los Reyes de España efectuaron un viaje de Estado que les condujo hasta las orillas del Nilo, Egipto cayó en el olvido por parte de la diplomacia española. Con Hosni Mubarak se habían concertado incluso fechas -diciembre de 1982- para que devolviese la visita de Estado de 1977 de los Reyes, pero problemas de calendario por parte española obligaron a aplazarla una y otra vez. Ni siquiera los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países consiguieron reunirse. Kamal Hasan Alí, entonces jefe de la diplomacia egipcia y ahora primer ministro, anuló su desplazamiento a España en la primavera de 1983 porque temía un atentado que el Ministerio del Interior español aseguraba, sin embargo, haber abortado. Cuando, a su vez, su homólogo español efectuó en marzo-abril del año pasado su primera gira por Oriente Próximo, sólo encontró tiempo para hacer una escala técnica en el aeropuerto de El Cairo, donde fue recibido por un funcionario de protocolo. Los colaboradores de Fernando Morán han explicado esta negligencia de su ministro por su intensa dedicación a la negociación de ingreso en la CEE. Pero esta tarea no le impidió viajar, el año pasado, a países como Siria y Jordania, cuyo interés comercial para la economía española es ínfimo comparado con Egipto.Paralelamente a este estancamiento de las relaciones políticas bilaterales entre España y la mayor nación árabe, las relaciones comerciales están en pleno auge desde principios de la década, hasta el punto de que Egipto se ha convertido en el séptimo cliente de la industria española, precedido sólo por seis miembros muy industrializados en la OCDE, y en el primero del Tercer Mundo, por delante de países mucho más mimados por la diplomacia española, como Arabia Saudí, Argelia o México.

Las estadísticas de 1984 son impresionantes: las exportaciones españolas al "país de los faraones" se elevaron a 620 millones de dólares (99.500 millones de pesetas), lo que representa un crecimiento en pesetas del 62% con relación al año anterior y del 46%. en dólares. El superávit de la balanza comercial ronda la cifra récord del 222%. España es ahora el sexto proveedor de Egipto, por delante, nada menos, que del Reino Unido, la ex potencia colonial. Pero este impresionante volumen de ventas nunca hubiese sido alcanzado si los préstamos españoles a Egipto para la financiación de sus importaciones de productos made in Spain no se situasen a lo largo de estos últimos años en 188.000 millones de pesetas -el mayor riesgo financiero jamás corrido por España con ningún país-, que, con retrasos de algunos meses, los egipcios suelen ir pagando. Aunque medidas restrictivas tomadas a principios de año por el anterior ministro egipcio de Economía no permiten prever que en 1985 las exportaciones españolas alcanzarán de nuevo el mismo nivel, una serie de contratos importantes -que abarcan sectores tan diversos como los transportes, la ingeniería civil o la participación española en la construcción de una central nuclear- está pendiente de adjudicación. La delegación que acompañó a Morán en su primer viaje oficial a Egipto, que concluyó en la madrugada del jueves, no incluyó, sin embargo, a ningún funcionario del Ministerio de Economía y Comercio. El secretario de Estado para Comercio, Luis Velasco, cuya visita había sido anunciada, se encontraba cansado a su regreso de China, según se explicó a la Prensa.

La jornada y media de su estancia en Egipto que Morán consagró a los encuentros bilaterales -otras dos jornadas y media estuvieron dedicadas a visitas turísticas en compañía de la delegación- sirvió para institucionalizar las relaciones bilaterales con la fijación de una periodicidad anual para los encuentros entre ambos ministros de Asuntos Exteriores -costumbre diplomática que Madrid sólo practica con algunas pocas capitales, entre las que destacan París y Bonn- y para invitar de nuevo a Mubarak a visitar España. El rais aceptó el ofrecimiento para mediados de octubre, pero la obsesión local por la seguridad obligará, probablemente, a anunciar las fechas a última hora.

Al margen de los aspectos bilaterales, Mubarak recibió a Morán 48 horas después de entrevistarse con el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, que llevó a cabo una gira por tres capitales de la región. Ante su interlocutor español, que brindó el apoyo del Gobierno socialista a la línea moderada árabe, el rais se mostró cautamente optimista sobre las posibilidades de instaurar primero un diálogo entre la Administración de Estados Unidos y una delegación conjunta jordano-pa-lestina, cuyos miembros palestinos tendrían algún tipo de vinculación con la Organización para la Liberación de Palestina de Yasir Arafat. En una segunda fase se abrirían conversaciones directas árabo-israelíes que, en caso de éxito, serían legitimadas, en una tercera etapa, por una conferencia internacional patrocinada por la ONU, en la que participarían ambas superpotencias.

El proceso es largo y complicado y corre el riesgo de fracasar en cualquier momento, pero, como recalcó Morán, el atolladero diplomático parece a punto de desbloquearse en Oriente Próximo. Esta perspectiva, junto con el final de la retirada formal de Líbano a principios de junio del Ejército israelí y el ingreso de España en la CEE, brinda al Gobierno español la triple oportunidad de homologar su política exterior en la región con la de los demás países democráticos europeos y de Egipto estableciendo relaciones diplomáticas con Israel.

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