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FERIA DE SAN ISIDRO

Los malos modos

J. V., Algunos mozos y acomodadores de Las Ventas se creen el condeduque de Olivares. No todos ni la mayoría, naturalmente, que suele haber en la plaza una corriente de cordialidad, pero conviene salir al paso de algunos excesos que se observan entre esas gentes -las hay en todas partes-, quienes porque les ponen una gorra o un brazalete distintivo ya se creen señores de vidas y haciendas.

Lo habitual es que tales personajes se constituyan defensores de la protesta. Hubo una vez en la andanada del 8 un acomodador que, cuando los aficionados protestaban los toros cojos, se encaraba con ellos y poniéndose el dedo índice en los labios les decía: "calladitos ¿eh?, calladitos" Claro que menudos son los aficionados de la andanada del 8, y le daban cumplida respuesta.

Ahora hay en la plaza de Madrid un aficionado maduro que se llama a sí mismo "el niño de Las Ventas". Hay quien dice que no está bien de la cabeza. Es el caso que El Niño de Las Ventas se pone frenético cuando no le gusta el toreo que hacen los espadas, y les remeda dando pases o diciendo en voz alta lo que deberían haber hecho. Es que lo vive el hombre. Naturalmente, no hace mal a nadie. Pero he aquí que en las últimas corridas, el de la gorra que está en su localidad, cuya única misión sería acomodar a los espectadores, se le encara, y con malos modos le amenaza con expulsarle del tendido si no se ca!la. El Niño de Las Ventas, que además de exaltado aficionado debe ser un bendito, se queda aplastado en el asiento, asustadito perdido.

También hay otros guardianes de la pureza del espectáculo, "el del pañuelo verde", "El Lupas", con sus ingeniosos comentarios en voz alta, y muchos más, a quienes personajes de esta laya quieren expulsar de la plaza. Sí, conviene salir al paso de estos malos modos fascistas, que aún perviven.

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