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Tribuna
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La era del sucedáneo

El autor comenta un artículo aparecido en la revista Science (J. Shafer: Designer drugs', marzo 1985, páginas 60-67) para analizar lo que aquí ha dado en llamarseheroína sintética, aspecto de un fenómeno más general conocido hoy en Estados Unidos como designer drugs, "drogas de proyectista" o "drogas a escala".

En 1979 apareció una variedad de heroína -la China white- que entre los 100.000 adictos californianos parece haber causado en seis aflos 70 muertes y vanos casos de lesiones cerebrales graves. Usando un equipo muy complejo, farmacólogos de la Drug Enforcement Administration (DEA) lograron aislar en algunas muestras un compuesto muy semejante al fentanil, potente narcótico comercializado,ya para usos quirúrgicos. Sin embargo, no se trataba de esa sustancia, sino de alfametilfentanil, un compuesto pátentado en 1970 y aún a la espera de lanzamiento farmacéutico. Por otra parte, algunas muestras se asemejaban también a la meperidina, un analgésico común comercializado como demerol, en una variante hoy conocida por las siglas MPPP. Cuando un investigador acudió a la universidad de Stanford para ampliar información encontró en la biblioteca una nueva sorpresa, porque los principales artículos habían sido recortados con una cuchilla. Era evidente que por lo menos un químico más o menos avezado estaba trabajando en la síntesis clandestina. Nuevas averiguacionés mostraron que ese tipo de sustancias había sido ensayado por Hoffmann-La Roche Inc. en los años cincuenta (con letales consecuencias para seis cobayas humanos y dos simios) y luego empleadas como herbicidas.Con agentes disfrazados de bomberos, la policía californiana logró entrar en el domicilio de un sospechoso y sustraer inadvertidamente una muestra de polvo blanco. Desde 1984, la DEA puede incluir con una simple firma (y un año de plazo para justificarla) cualquier nuevo compuesto en la lista de sustancias prohibidas, y los agentes confiaban hallar fentanil, alfametilfentanil, meperidina o MPPP en esa muestra. Sin embargo, lo que hallaron allí fue otra sustancia, perfectamente, legal por desconocida: el parafluorfentanil. Frustrados, aunque tenaces, los funcionarios incluyeron no sólo esa nueva sustancia, sino 26 compuestos análogo- y de probable síntesis sucesiva. Con todo, cuando volvieron a capturar un paquete sospechoso, resultó no ser ninguno de ellos, y sus propietarios hubieron de ser puestos en libertad

Productos industriales

Al parecer, se trata de sustancias vinculadas a productos muy usa dos por la industria (el alfametilestireno, el formaldehído y la metilamina), y su capacidad para producir en algunos casos la enfermedad de Parkinson -desconocida antes de la era industrial- está haciendo pensar que podría tratarse de un mal debido a ese tipo de polucionantes, indetectados hasta hoy como factor etiológico. Se dice también que una inversión de 500 dólares en equipo y material puede producir una taza de China white, cuyo valor inmediato en el mercado negro ronda los dos millones de dólares. Sus diversas fórmulas son derivados 50 veces más potentes que la heroína y su efecto se consigue con unas pocas gaminas o millonésimas de gramo; una tableta de aspirina, por ejemplo, pesa unas 300.000 gaminas (0,3 gramos) y la dosis callejera de China white -cargada con algún corte inerte- es de 50 a 80 gáminas. Para ser exactos, la millonésima de gramo se vende a medio dólar. Esto explica que, de 29 laboratorios clandestinos descubiertos en 1972, los americanos hayan pasado a 236 en 1979.

Según Shafer y las propias autoridades de la DEA, "el campo es ¡limitado porque la naturaleza suministra pautas moleculares para millones de drogas con potencial de abuso". Esto ya se sabía a nivel teórico, y el estado de cosas ha venido a ponerlo en práctica. Si ciertas masas compran psicotropos y si ciertas corporaciones monopolizan su uso, elevando vertiginosamente el precio, a algunos se les ocurrirá buscar psicotropos baratos donde en realidad los hay, jugando con radicales, átomos de fósforo y compuestos de uso habitual en la industria. En realidad, cabe quizá esperar algunos hallazgos (porque así, a golpes de azar y técnica, progresa muchas veces la ciencia), pero su efecto inmediato no desinerece ya en víctimas a las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Al mismo tiempo, sería equivocado atribuir el descalabro, sobre todo, a las designer drugs, Cuyo éxito parece basado en matar sólo al 1 por 1.000 de los usuarios; los adulterantes menos sofisticados pueden llegar a matar al 5% o 7%, y siguen hallando compradores. Para contribuir a la perplejidad, Shafer cuenta que "sigue siendo un misterio cómo mata la China white [.,,.],pues sobrevive sin lesiones un grupo que toma dosis 50 veces superiores a las halladas en presuntas víctimas de sobredosis".

Cuando la legislación sobre narcóticos cumple sus 70 años asistimos a una transición importante de la toxicomanía a la sucedaneomanía. Un ejército de terapeutas y represores ha acabado enfrentándose a un ejército de traficantes y productores; entre ambos poderes, una masa creciente de usuarios consume día a día más adulteración y -cosa insólita tratándose de drogas, aunque indiscutiblese intoxica más gravemente. Sabíamos que la política sobre salud pública en materia de drogas produciría burocracia y hampa, pero no que fuese a llenar el mercado de venenos y provocar la indefensión más flagrante para millones de ciudadanos.

La 'sucedaneomanía' Cualquiera de los fármacos ¡legales clásicos fue antes un agente terapéutico reconocido, ensayado cuidadosamente en condiciones de laboratorio y producido por químicos competentes; su abuso mataba, pero no de manera inmediata su uso, mientras que la sucedaneomanía contemporánea se basa en cocinas domésticas que con un leve exceso de grados pueden producir quizá una neurotoxina letal, en vez de un compuesto asimilable. La evidente causa es el ánimo de lucro, declarada esencia de la sociedad vigente, que seguirá actuando mientras haya una demanda de aquellos originales que incontroladamente imitan las designer drugs y sus análogos. A las autoridades compete decidir si sigue protegiendo a la salud pública el que sectores sociales enteros hagan de cobayas para un vil negocio en permanente expansión. Más de uno dirá que los envenenados con sucedáneos se lo tienen merecido -por no conformarse con las drogas que les recetó el médico. Será difícil poner en duda, sin embargo, que el motivo explícito para legislar en general sobre drogas ha sido proteger -incluso contra su voluntad- la salud del ciudadano.

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