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Un curioso sistema artesanal de tradición agrícola y alfarera

Las salinas del Camisón, situadas en Playa de las Américas, en el sur de Tenerife, fueron creadas hace unos 170 años por Alonso Chirino y del Hoyo, séptimo marqués de las Fuentes, de Las Palmas (Gran Canaria). La proximidad al mar de un terreno llano, con una ligera costa de desnivel, la presencia en la zona de fuertes vientos y un sol abrasador fueron las principales razones que recomendaron en su día su creación. Con el fin de obtener sal se decidió montar en este lugar un curioso sistema artesanal, que funcionó incialmente mediante el bombeo de agua marina mediante un molino de viento movido por camello. El agua era canalizada, aplicando la ley de la gravedad, aprovechando la suave inclinación de la parcela hasta unos depósitos al aire libre, los calentadores, donde una parte se evaporaba.

Más información
Las salinas del Camisón, adquiridas para levantar un hotel

Un sistema de riego igualmente rudimentario la conducía posteriormente hasta las 773 pocetas de que dispone el Camisón, donde fermentaba una costra de sal que era recolectada para su venta. En esta explotación de Tenerife se llegaron a obtener 500.000 kilos de dicho producto. Esta práctica, que representa un vestigio de cultura mediterránea en las islas, combina elementos de la tradición agrícola (los procedimientos de riego) y alfarera (el material impermeabilizante de la instalación es el barro).

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