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La Comunidad Económica Europea busca una definición común del espacio social de la gallina

Andrés Ortega

El gallinero de la CEE anda revuelto. Y los 240 millones de gallinas ponedoras de la Comunidad andan impacientes pues aún, tras años de debates, los diez no han logrado unificar el tamaño -aumentándolo algunos casos- de sus jaulas.La CEE busca una definición común del espacio social de los volátiles, pero no la consigue, pues se enfrentan intereses contrapuestos de los diversos paises. Y entratanto se habla del stress de estas aves. Pero la Comisión Europea no ceja en sus esfuerzos para "eliminar las prácticas crueles en vigor en la cría de gallinas ponedoras y estudiar en profundidad el bienestar de las aves criadas en batería".

En marzo de 1980 se celebró en Luxemburgo un seminario de la CEE sobre La gallina ponedora y su medio ambiente. Conclusión: había que dedicar varios años a la investigación de "tres grande! aspectos": el "espacio social" necesario para estas gallinas, el comportamiento y las "sensaciones" de las aves en cuestión de nidificación y la mejora de las jaulas, con sistemas que eventualmente las reemplacen.

Otros estudios posteriores examinaron la alimentación de las gallinas, su necesidad de confort y de espacio social y los efectos del ruido, la temperatura y otros factores. En algunos experimentos, las aves no escogían necesariamente las condiciones que los experimentadores creían que eran las más atractivas.

El reemplazar las jaulas por otros sistemas ha planteado dos problemas técnicos que aún no han sido resueltos: "El picoteo y el canibalismo", por una parte, "y las pérdidas de huevos por porquería, resquebrajadura o rotura", por otra. La comisión recomienda proseguir las investigaciones, que deben estudiar, entre otros temas, "los problemas del estrés".

La Comisión Europea presentó el 6 de agosto de 1981 una primera propuesta, que fue objeto de largas discusiones. El 7 de marzo pasado presentó un nuevo texto revisado, tras consultas con el Parlamento Europeo y con expertos, que será ahora objeto de debate.

Los huevos producidos en la CEE provienen esencialmente de gallinas alojadas en baterías. Sólo Francia, Dinamarca y Holanda tienen normas mínimas sobre el tema, además de un código de comportamiento en el Reino Unido. La comisión estima que la media está en 400 centímetros cuadrados por ave.

La comisión propone que se adopte la norma de un espacio mínimo de 450 centímetros cuadrados por ave, a lo largo de un período transitorio de siete u ocho años. Pero hay una incidencia financiera: el paso de 400 a 450 centímetros cuadrados por ave supondrá el aumento en los costes de construcción, equipo y terreno de un 12%,, lo que equivale a un coste de inversión suplementario de 139 pesetas por gallina o siete pesetas por huevo (el doble si se va a un espacio mínimo de 500 centímetros cuadrados). La inversión total suplementaria para el conjunto de la CEE, sería del orden de 33.000 millones de pesetas.

Contra la unidad de mercado

Pero hay resistencias entre los diez a ir a una armonización en este terreno, que garantizaría la unidad del mercado. El espacio social que propone la comisión choca con las pretensiones de Dinamarca, donde cada gallina dispone ya de un espacio social de 600 a 900 centímetros cuadrados, más que en ningún otro país. En el Reino Unido es de 480 a 560 centímetros cuadrados. Y en ambos países hay poderosos grupos de presión para la defensa de los animales, por lo que piden un mayor espacio social que el propuesto por la comisión.

En Francia, en el año 1983, por orden ministerial, la superficie mínima por gallina se fijó en 400 centímetros cuadrados, y este país, Italia y otros no quieren dar el tímido paso propuesto por la comisión.

Por otra parte, la comisión ha pedido que los diez le den un mandato para negociar en su nombre la participación de la CEE en la convención europea sobre la protección de animales vertebrados útilizados con fines experimentales o científicos.

Sin embargo, se plantea un problema de competencia. La propia comisión, en su propuesta, reconoce que "la protección de los animales no constituye en sí uno de los temas de la Comunidad". Pero cree tener competencia en la materia a traves de directivas sobre "la clasificación, el embalaje y el etiquetado de sustancias peligrosas" y sobre "normas y protocolos analíticos, tóxico-farmacológicos y químicos en materia de ensayos de especialidades veterinarias". La Comisión afirma que "el principio de la competencia de la Comunidad en esta materia ha sido objeto de numerosas discusiones" en el seno del Consejo de Ministros de la CEE.

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