_
_
_
_
FERIA DE SAN ISIDRO

Una novillada para curtirse

JOAQUIN VIDALPlaza de Las Ventas. Madrid, 12 de mayo. Primera de feria de San Isidro.

Novillos de La Guadamilla, bien presentados, con casta y mansos.

El Fundi. Pinchazo y estocada tendida (silencio). Estocada atravesada que asoma y tres descabellos (silencio). Luis Míguel Calvo. Estocada baja (petición y vuelta). Estocada (división cuando saluda). Carmelo. Cinco pinchazos, estocada corta caída y descabello; la presidencia le perdonó un aviso (aplausos tendida desprendida y tres descabellos (palmas). Asistió al festejo el presidente de Nicaragua.

Hablan de que la ganadería de bravo atraviesa una profunda crisis de casta. Pues no lo parece, en Las Ventas. Y además, el toro de casta, según hemos podido apreciar estos últimos domingos, no se cae. Con casta y sin caerse, naturalmente resulta mucho más dificil y peligroso que la borrega; y frecuentemente es excesivo para las capacidades técnicas de los novilleros. Pero tampoco resulta negativo, porque esas dificultades y peligros van dando la medida de cada cual y los curte para futuras empresas.

Lo que a nada conduce, es que salten a la "primera plaza del mundo" novillitos de mazapán, como en la feria de 1984. El público sale de esos festejos jurando por su honor que ha asistido al renacer de José y Juan, y eso dicen los taurinos que es promocionar la fiesta. No se promociona nada, naturalmente, que la cruel realidad llega en seguida, y ahí tenemos a tantos Josejuanes, ahora asustaditos cada vez que les ponen delante un novillo enterizo.

Los novilleros de ayer comparecieron ante la cátedra con otros planteamientos más auténticos. El Fundi, director de lidia por su antigüedad -y es un chavalín- no pudo hacerles a sus novillos ese "cante" que dicen los taurinos. La verdad es que ni cante ni rock duro. Su lote fue dificilísimo. Con un manso alborotón, condenado a banderillas negras, y un pavo cárdeno poderoso que se iba al bulto, habría podido perder los papeles y, sin embargo, no perdió nada, ni los nervios. Intentó faenas, aguantó tarascadas, aliñó, mató, que es lo bueno.Más placeado, enseñado, aprendido y sabido, Luis Miguel Calvo tuvo un buen debú en Las Ventas. A dos novillos de relativa manejabilidad les hizo toreo de escuela, que abarcaba un repertorio amplio ejecutado con acabada técnica. Manejaba el capote con la soltura que da la práctica campera, e interpretaba con gusto los lances, con mayor acento en las verónicas de recibo rodilla en tierra y en la honda media verónica de un quite.

Con la muleta mandaba Luis Miguel Calvo. Trazaba el muletazo con autoridad, consentía cuando la embestida era reservona o gazapona la movilidad del novillo; y desde luego, nunca perdía la cara, como debe ser.Toreros placeados, ensefíados, aprendidos y sabidos quieren los tiempos de la tauromaquia, y Luis Miguel Calvo ya tiene recorrido todo ese aprendizaje. Ocurre, no obstante, que al público le dejaba un poco frío la corrección de su técnica, pues no suele motivar excesivamente una continua y cerebral exhibición de academicismo. Es lógico. Algún día se apercibirá Luis Miguel Calvo -sólo es cosa de tiempo- de que el toreo, que asume las componentes esenciales de espectáculo y arte, debe tener una base técnica de primer orden, es evidente; pero debe añadir colorido y dejar abierto un amplio margen a la inspiración.

Por este motivo arrebataba más el toreo de Carmelo, que no era tan ortodoxo, pero que, en cambio, se enriquecía con la improvisación, y así daba pie a las emociones que siempre produce la incertidumbre de cada suerte.

Ante aquella novillada mansa de fiera casta, Carmelo era un frágil lidiador, que ponía a contribución del triunfo el coraje propio de los novilleros a la antigua usanza. Lanceó a la verónica trayéndoselo toreado, que es excelente práctica de los cánones, dio muletazos de buen corte, sufrió varios achuchones y revolcones, todo lo cual hacía sentenciar a la cátedra que "ahí puede haber torero". Seguramente, y si la providencia no les da la espalda, "hay torero" en los tres espadas de ayer. De momento, el novillo con casta y sus problemas no les da miedo, y desde ayer ya están un poco más curtidos.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_