El Comité Ejecutivo de la Unesco busca un acercamiento a los países 'disidentes'
El Comité Ejecutivo de la Unesco inició ayer en París los trabajos preparatorios de la 23ª conferencia general, prevista para el próximo mes de octubre en Sofía (Bulgaria). El comité, al que pertenecen 51 países, entre ellos España, estudiará los presupuestos para el bienio 1986-1987 e intentará realizar un gesto de aproximación para calmar a los miembros más críticos, como el Reino Unido, que ya ha anunciado su retirada, al igual que hizo Estados Unidos a principios de este año.
La crisis de la Unesco se abrió el año pasado, cuando el Gobierno estadounidense anunció que abandonaba la organización debido a su mala gestión y al olvido de los principios que llevaron a su creación. La retirada de Washington supuso la pérdida de un 25% de los fondos de que dispone la Unesco, situación que se agravará si Londres cumple su amenaza y si otros países como Japón, Canadá o la República Federal de Alemania, críticos con el trabajo desarrollado por el actual secretario general, el senegalés Amadou M'Bow, siguen sus pasos.La reunión del comité ejecutivo, que se prolongará hasta el próximo mes de junio, supone tal vez la última oportunidad para desactivar la crisis. La organización, según sus portavoces oficiales, ha hecho todo lo posible para poner en práctica las 118 recomendaciones aprobadas por un comité especial creado al efecto, entre ellas una mayor transparencia presupuestaria y una mayor concentración de los esfuerzos. La Unesco cuenta para el bien¡o de 1986 y 1987 con un presupuesto de 363,7 millones de dólares (más de 65.000 millones de pesetas), destinados a financiar los sueldos del funcionariado y 14 grandes programas.
Los debates se centrarán fundamentalmente, en el recorte de los gastos y en la prioridad concedida a cada programa. Varios de ellos, sobre todo los relativos a comunicaciones, desarrollo y educación para la paz y los derechos humanos, han sido objeto de vivas polémicas en el seno de la organización. Algunos países, encabezados por Estados Unidos, estiman que las actividades de la Unesco se han deslizado hacia aspectos puramente políticos, con demasiada influencia de los países de Europa del Este y del Tercer Mundo.
La retirada de EE UU
La retirada de Estados Unidos, que participa ahora en las reuniones únicamente en calidad de observador, provocó un déficit de 43 millones de dólares (unos 8.000 millones de pesetas), que ha sido en parte absorbido gracias a las aportaciones voluntarias de otros países como la Unión Soviética y Francia (ocho millones de dólares) y a las medidas de austeridad, que han supuesto un ahorro de otros 25 millones. Sin embargo, se estima que la organización tendrá este año un déficit presupuestario de más de 10 millones de dólares (unos 1.790 millones de pesetas). El comité ejecutivo discutirá esta situación y los planes para evitar que se reproduzca en el futuro.
Los delegados tratarán también de futuras medidas de descentralización, de forma que algunas de las actividades de la Unesco las lleven a la práctica organizaciones no gubernamentales de prestigio reconocido.
"Queremos demostrar a los críticos que sus quejas han sido escuchadas y que es posible mejorar la Unesco trabajando desde dentro", afirmó un alto funcionario, quien se mostró, sin embargo, escéptico sobre los resultados del comité ejecutivo. "La decisión de permanecer o no en esta organización se adopta en las capitales nacionales y responde a criterios políticos que no tienen que ver con la marcha de la Unesco". Las mismas fuentes descartaron la posibilidad de que M'Bow dimita antes de que se cumpla el fin de su mandato, pese a todas las presiones que está recibiendo. En los últimos meses, varios países que tradicionalmente han apoyado a M'Bow, como Francia, se han sumado discretamente a las críticas.
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