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Campaña de protestas policiales para que no aplique el Código Militar

Más de 300 miembros de la Policía Nacional destinados en Basauri (Vizcaya) y otros 100 en Vitoria realizaron ayer un encierro para protestar por la aplicación a los integrantes de este cuerpo, de carácter civil, del Código de Justicia Militar. Dos compañías de reserva desplazadas a San Sebastián decidieron sumarse mañana a la protesta, y en Navarra ya se han anunciado concentraciones y manifestaciones. La campaña está organizada por el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que prevé protestas similares en diversas regiones.

Los policías encerrados ayer en Basauri, que tenían previsto mantener su actitud hasta las doce de la noche de ayer, también protestaban por la distribución discriminada -según los encerrados- de los complementos salariales que se pagarán a determinados policías en concepto de dedicación plena y por el retraso en la aprobación de una ley orgánica sobre la policía acorde con la Constitución.A mediados del pasado mes de marzo, un encierro de 300 policías nacionales en León para pedir la destitución del capitán Javier álvarez Diez originó la destitución de nueve mandos del cuerpo, entre e os el propio Álvarez Díez y el jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional, teniente coronel David Cervera.

Por otro lado, Juan José Rafael Gómez presentó ayer una denuncia en la comisaría de Parla (Madrid) por presuntos malos tratos ocasionados en esa misma dependencia a su hermano Manuel, quien en la noche del pasado martes tuvo que ser sometido a una operación de bazo. Un parte médico facilitado ayer por la residencia sanitaria Primero de Octubre afirma que Manuel Rafael Gómez presentaba en el momento de su ingreso en ese centro una grave lesión en el envoltorio del bazo.

En otro frente de la actuación de las fuerzas de orden público, el jefe de puesto de Auñón (Guadalajara) admitía ayer que tras la muerte de Juan Carlos Benito Gardiaga, ocurrida el pasado mar tes por disparos de un cabo de la Guardia Civil cuando la víctima recogía caracoles, reinaba un fuer te nerviosismo entre los guardias del puesto. "Estarnos destrozados moralmente", señaló.

La localidad de Sacedón, de donde era natural el fallecido, recobró ayer la normalidad, aunque en el balcón de la casa consistorial permanecía una bandera nacional enlutada.

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