Los agentes sacaron sus armas en el incidente de Bilbao

Dos días después del incidente producido en Bilbao la madrugada del jueves por agentes de la Policía Nacional y guardias municipales de la ciudad (véase EL PAIS del 25-4-85), las circunstancias del mismo seguían estando ayer bastante confusas. De los datos conocidos se deduce, sin embargo, que varias decenas de armas de fuego fueron simultáneamente desenfundadas en el momento de máxima tensión, poco después de que un municipal disparase contra las ruedas de un coche camuflado de la Policía Nacional.

Dado que el incidente finalizó ante el juzgado de guardia, tanto el Ayuntamiento como el Gobierno Civil se amparan en la situación sub júdice en que se encuentra el caso para rehusar ofrecer una versión oficial. Las notas facilitadas ayer por el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) y la Asociación Profesional de la Policía Municipal respectivamente, coinciden en sus llamamientos a la concordia, pero no en las versiones de los hechos.

El incidente se inició al ser interceptado por una patrulla de la Policía Municipal un coche que no se había detenido a tiempo en un semáforo. Según los municipales, el infractor, un policía nacional del servicio de escolta que conducía un vehículo camuflado, esgrimió su pistola cuando se le requirió la documentación. Según el SUP, el incidente se ocasionó por la insistencia de los municipales en llevarse detenido al conductor, que se mostró dispuesto a pagar la multa correspondiente, pero no a dejarse conducir al cuartelillo, alegando que se encontraba de servicio.

Sea como fuere, la tensión fue subiendo de tono y pronto se juntaron en el lugar, en un ambiente de notable confusión, numerosos vehículos hasta 20, según testigos de uno y otro cuerpo, llamados en su auxilio por los protagonistas iniciales del incidente.