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Un año de austeridad no ha servido para sacar a la economía francesa del estancamiento

Soledad Gallego-Díaz

Un año de rigor no ha mejorado sustancialmente el estado de la economía francesa. Tras un 1984 en que el crecimiento no superó el 1,8%, con descenso del poder adquisitivo, inflación más alta que en otros países de la CEE y aumento del déficit comercial, las perspectivas no son mucho mejores para 1985. El Instituto de Estadística francés (Insee) anunció el viernes que la economía sólo crecerá este año un 1% en términos reales

Éste ha sido el momento elegido por los socialistas para relanzar el debate sobre una privatización parcial de las empresas públicas, más deficitarias que nunca.Corren malos vientos para el Gobierno socialista. Falta menos de un año para las elecciones legislativas en las que se juega el cargo, posiblemente, hasta el propio presidente de la República, François Mitterrand, y los datos económicos indican que el fin del túnel está todavía lejos y que la única opción posible es seguir adelante con una política de rigor y de austeridad, aunque todavía no haya dado frutos.

Los socialistas van a pasar grandes apuros para explicar a los ciudadanos lo que ha pasado. El francés medio comprende solamente que entre 1983 y 1984 ha perdido el 1,4% de su poder adquisitivo, sin que su sacrificio pueda justificarse por una disminución del desempleo. El paro sigue aumentando y en 1985 está previsto que desaparezcan otros 170.000 puestos de trabajo.

Los franceses sintieron que había que apretarse el cinturón por primera vez en 1980, cuando el entonces primer ministro Raymond Barre lanzó un programa de austeridad, que bajó su nivel de vida en un 0,1%. Pero en 1981, los socialistas llegaron al poder y se metieron de lleno en una política de reactivación. El poder adquisitivo volvió a subir: un 5,5% en dos años. Los sueños de Pierre Mauroy duraron poco: Francia era la única en relanzar el consumo y, debido a la falta de apoyo entre sus socios europeos, se vio sumida en una crisis agravada.

Parón y marcha atrás fue la receta recomendada por los expertos. El nuevo primer ministro, Laurent Fabius, se aplicó a la tarea. Resultado, en 1983 los franceses perdieron un 0,7% de su capacidad de compra, bajón repetido en 1984. El consumo se ha estancado. El Gobierno cree que aumentará un 1,6% gracias a la anunciada reducción de impuestos, pero los expertos creen que no pasará del 0,5%, ya que los efectos de la reforma impositiva no se notarán hasta octubre.

Éxito con la inflación

De acuerdo con el Insee, el déficit del comercio exterior se situará entre 20.000 y 25.000 millones de francos, según el dólar se cotice a 10 francos o a 9,5 francos. El Gobierno socialista puede presentar como un éxito la lucha contra la inflación, que ha bajado del 9,3% en 1983 al 6,7% en 1984, y que será del 5,57. el año próximo. Se trata, sin embargo, de un éxito relativo, porque en la República Federal de Alemania, Japón o Estados Unidos la inflación ha disminuido de forma mucho más espectacular.Una última previsión, el índice de inversiones, es también preocupante. En 1984 disminuyó en un 3% en términos generales (aunque aumentó ligeramente en el sector industrial) y en 1985 deberá estancarse.

A este panorama poco tranquilizador se suma un balance muy pesado en la gestión de las empresas públicas. El déficit en 1984 fue de 36.411millones de francos, mientras que era prácticamente nulo cuando los socialistas llegaron al Elíseo. Las empresas que ya estaban nacionalizadas en 1981 acumularon en 1984 más de 22.000 millones de francos de déficit y las nuevas adquisiciones (sociedades y bancos nacionalizados después de 1981) han demostrado ser una inversión ruinosa: más de 14.000 millones de déficit. Lo peor, desde el punto de vista del votante socialista, es que estas pérdidas no pueden justificarse con la creación de nuevos puestos de trabajo.

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