Marín confía en que el tratado de adhesión a la Comunidad se firme a finales de mayo

Tras el gran tirón que se dio ayer a las negociaciones de adhesión a la CEE al llegarse a un acuerdo sobre un buen número de flecos, se pretende terminar "definitivamente" -según declaró ayer el secretario de Estado Manuel Marín- este proceso los próximos jueves y viernes. Según este plan, la redacción del tratado quedaría finalizada en la segunda semana de mayo, y la firma podría producirse entre el 28 y el 31 de ese mes.

En la sesión negociadora de ayer a nivel de suplentes se cerraron buen numero de temas que, a pesar de ser menores, tienen, en algunos casos, mayor repercusión económica que todo el capítulo de la pesca. El acuerdo se realizó sobre la base de textos prenegociados entre España y la CEE.En el apartado de Unión Aduanera se contemplan los contigentes a la importación por parte de España de productos provenientes de la CEE, incluidos los de cobre, el tabaco manufacturado, los productos petroleros refinados y los textiles, y la cláusula antidumping para productos siderúrgicos españoles que entren en la Comunidad.

Queda abierto aún el plazo -tres o cuatro años- para que se suprima la obligación de que los automóviles fabricados en España tengan un 60% de componentes de fabricación nacional. En Relaciones Exteriores comerciales se fijaron también contigentes de base para algunos productos importados de países del GATT, de comercio de Estado y de Japón, y un sistema para controlar las importaciones de aceros especiales y papel provenientes de los países de la Asociación Europea de Libre Cambio (EFTA).

Temas cerrados

Los temas industriales están, pues, cerrados, a falta de su redacción definitiva. Un escollo importante aún no superado es el de las relaciones con Latinoamérica. La CEE no ha aceptado la demanda española de mantener, tras la adhesión, las corrientes tradicionales de importaciones provenientes de ese continente, por medio de contigentes con aranceles nulos para algunos productos. "Sería una gravísimo error para la Comunidad no aprovechar el ingreso de España y Portugal para potenciar unas relaciones diferenciales con Latinoarnérica", dijo Marín.

También se acordó la claúsula general de salvaguardia, y la posibilidad de incluir a la peseta en el ECU (unidad de cuenta europea) con ocasión de la primera revisión (normalmente en 1989) de la ponderación de las monedas en esta unidad.

En el terreno agrícola, el tirón fue también importante al llegarse a un acuerdo sobre las estructuras y la armonización de las legislaciones. Falta la cuestión principal: el acuerdo sobre sectores -producto por producto- que ha de incluir la cuota de producción láctea en España.

Faltan, además, los sistemas de aproximación de precios (las cifras concretas se dejan para después de la firma del tratado), las ayudas y la defensa que España quiere mantener a la importación de productos hortofrutícolas sensibles provenientes de la CEE y de países terceros, además de otros detalles. Hay otros flecos pendientes, pero en todos ellos ya hay propuestas españolas. Falta asimismo la definición del régimen comercial de Andorra con la CEE.

Pero quizás el escollo más grande es el capítulo de las relaciones entre España y Portugal, cuya solución depende de una decisión política. Tanto en el tema del comercio industrial y agrícola como en el pesquero las negociaciones hispano-lusas no han progresado, "y tenemos sólo una semana para arreglarlo", señaló Marín.