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La larga espera da paso a las preocupaciones

Los continuos descensos en el nivel de la contratación que vienen registrando los mercados de valores han sembrado alguna que otra desconfianza entre los habituales, pero al mismo tiempo parecen indicar que la ya larga espera se va a mantener, a partir de ahora, en estos términos. Sin embargo, la paciencia no es una de las características de las bolsas, y por ello la espera no va a resultar beatífica, por lo que no van a ser extraños los recortes, como los registrados ayer, sin que se puedan encontrar causas que realmente los justifiquen.Existe una serie de preocupaciones en el ánimo de los inversores, tanto particulares como institucionales, que van desde la posibilidad de que el precio del dinero haya tocado realmente fondo, el que la peseta haya comenzado una depreciación real, hasta el que una de las compañías que, al parecer, menos tenía que decir en el capítulo de las compensaciones eléctricas retrase aún más el acuerdo final y con ello ponga un poco más nerviosos a todos aquellos que esperan que el tema de los dividendos de las empresas eléctricas quede resuelto de una buena vez.

Cada una de estas cuestiones reúne en sí el carácter de necesaria para provocar una crisis que a su vez pueda originar una corriente vendedora, pero, ni mucho menos, son por sí solas, y al parecer tampoco juntas, suficientes para iniciarla. Ésta es la razón de que los mercados se mantengan en este ya casi eterno sestear, cediendo de cuando en cuando algunas centésimas que ya provocaron una baja en el mes de marzo, y por el momento prosiguen esta tendencia para el presente.

En cuanto a la contratación, parecía imposible que los mínimos alcanzados durante la Semana Santa pudieran ser superados en una sesión normal, pero la definición de normal la da el propio mercado posteriormente, y en esta ocasión lo normal es que el negocio se mantenga por debajo de los 1.000 millones de pesetas diarios, cifra que hasta ahora representa la media de este mes. Cuatro mínimos casi consecutivos parecen indicar que había una fecha tope, y puede que ahora se produzcan algunas ventas más o menos fuera de tono, hasta que cese este pequeño empuje y se pueda volver a recuperar un nivel más aceptable.

Dentro de lo que fue la sesión no hay, en el apartado de los recortes, actuaciones destacables, ya que estuvieron muy repartidas entre todos los sectores. Sin embargo, sí que hubo algunas distorsiones, de poca trascendencia, a cargo del sector siderúrgico, que en su indicador particular registraba un avance que podía hacer suponer que marchaba contra corriente. Pero fue tan sólo el casi 20% de ponderación de un valor sobre el total del grupo el que logró que este sector subiese más de un punto, cuando la mayoría se orientaba claramente a la baja. En otras circunstancias, este hecho habría pasado desapercibido, pero, dada la actual situación, no deja de resultar curioso que un par de valores mantengan esa parcela de independencia frente al resto del mercado.

Por lo demás, las otras bolsas confirmaron la tendencia del mercado madrileño y se sumaron a las bajas, una vez realizados los ajustes de después de las vacaciones.

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