Yamil Omar
Pintor canario de origen palestino, ha hecho cine con Saura y de galán en seriales televisivos en Colombia
A sus 45 años de edad, Yamil Omar, que nació en Tenerife, hijo de un emigrante palestino llegado a la isla hace 50 años, cree estar reencontrándose con los orígenes familiares y se ha propuesto exponer su obra pictórica en los países árabes. La princesa Alia, hija del rey Hussein de Jordania, inaugurará este mes una exposición de Omar en Amman. Después llevará sus cuadros hasta Egipto y Arabía Saudí. Desde hace 10 años está empeñado en ser el primer hombre que exponga en el espacio, a pesar de las trabas que hasta ahora le ha puesto la NASA (Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio).
A su vocación de trotamundos debe la experiencia irrepetible de haberse convertido en Colombia, con menos de 25 años, en un actor galán con fama en seriales televisivos, o de haber vivido un fugaz idilio con una miliciana cubana en medio del fragor del desembarco de la Bahía de los Cochinos. Y de haber estrechado la mano en La Habana al astronauta soviético Yuri Gagarin, al Che Guevara y a Fidel Castro, o encontrarse en París con los efectos del mayo del 68. Y de haber hecho cine en España con Carlos Saura. En medio de una vida en verdad agitada y desinquieta, Yamil siempre pintó desde los 17 años, antes de consagrarse profesionalmente al arte. Después de participar en algunos western españoles de finales de los sesenta, al regreso de su escapada americana y tras hacer ole cura y chófer a la vez en El jardín de las delicias, de Saura, tomó la alternativa de la plástica en una exposición que realizó en el Barrio Latino parisiense y que le catapultó. Fue seleccionado por la radio estatal francesa ORTF para un programa especializado, en el que los críticos le descubrieron. En los últimos le descubrieron. En los últimos 12 años ha viajado exponiendo por Europa y ha recorrido toda España. Quizá ese estilo robinhoodiano de vivir suyo sea el que le ha apartado de los clanes comerciales y de los circuitos establecidos, convirtiéndole en autor y marchante a un tiempo, y le haya restado nombre para la galería. Pero ese mismo ir por libre le condujo a Sierra Leona hace unos meses para exponer en Freetown. "El Gobierno me mandó unos soldados para proteger la obra", recuerda sonriendo. Le fue bien. Vendió todo en una hora a la colonia libanesa. Un yuyuman (hechicero) le curó un ataque nefrítico aplicándole un amuleto a la cintura. Siaka Stevens, anciano presidente del país y amigo del artista, conserva el retrato que le hizo. Expondrá próximamente en Costa de Marfil y Nigeria. Esto hace que sea uno de los poco pintores españoles que intenta abrirse camino en el continente más próximo a Canarias.
En 1974 dirigió una carta a la NASA en la que se ofreció para exponer en el espacio. La idea nunca se llevó a cabo, pero fue bien recibida. Aún lo sigue intentando, según afirma.
Un evidente propósito de colgar sus cuadros por cauces inexplorados, que le hacen más popular que Goya o Velázquez en muchos pueblos de las islas, donde nadie expuso antes, le estimula ahora a organizar una muestra en Laponia (Finlandia).
Yamil Omar cree haber heredado de su padre, propietario de una tienda. de tejidos, el deseo de salir a vender fuera y una cierta inclinación a emigrar. Desde que fue expulsado de la escuela de comercio por suplantación de personalidad en un examen de inglés, no recuerda haber hecho otra cosa que viajar casi por necesidad. Su primera ruta fue América, como tantos miles de canarios.
De todos los oficios que practicó, es el de actor el que le ha dejado más huella. Su primera, telenovela en Bogotá, Un reino para tu amor, hizo de él un galán de moda.
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