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Reportaje:HUIR DEL HOGAR PARA SALVAR LA VIDA / 3

In Guezzam, un pequeño enclave desplazados perdido en el desierto

In Guezzam es el último enclave habitado del sur de Argelia, un punto diminuto perdido en el inmenso mapa africano que tan sólo destaca por servir de separación con la frontera con Níger. Frágil refugio en mitad del desierto, separado por 400 kilómetros de arena de la población argelina más próxima y a 200 kilómetros del siguiente enclave de Níger, In Guezzam se ha convertido hoy en uno de los centros de acogida de los miles de africanos que se ven obligados a abandonar sus asentamientos naturales empujados por el azote del hambre y la sequía.Con predominio de mujeres y niños, desde hace meses miles de personas -fundamentalmente procedentes de Mali y Níger-han dejado atrás la frontera nigeriana de Assamakka para alcanzar la de Argelia, donde han constituido un asentamiento de 12.000 personas en una provisionalidad que amenaza con durar años.

Como avanzadilla de la ayuda a los demás países africanos, el Gobierno argelino ha aceptado acoger a esta nueva remesa de refugiados que siguen llegando día a día desde, los países limítrofes.

'Desertores del hambre'

Sin documentos en muchos casos y con el liviano cargamento de unas cuantas ropas, la inseparable tetera y una casi siempre numerosa retahíla de niños marcados por la desnutrición, todos estos desertores del hambre han comenzado a rehacer su vida, hasta hace poco sedentaria, con el único patrimonio de unas tiendas mínimas de piel de cabra -las tiendas militares donadas por Argelia no llegan ya para todos- y sémola y las ayudas sanitarias que les proporciona el Gobierno de Argel.

En muchos casos, son sólo las mujeres y los niños quienes han buscado el cobijo argelino. Los hombres -en los casos en que todavía es posible- han quedado al cuidado de sus rebaños en Mali o en Níger. Los 12.000 refugiados, forzados por la necesidad de subsistir, han reconstituido un mínimo sistema organizativo en el que una decena de barones se encarga de mantener un cierto orden jerárquico entre los asentados, que sirve, a su vez, de canal de comunicación con las autoridades argelinas.

El Gobierno de Argel ha puesto ya en funcionamiento un plan de ayuda a medio plazo, y hace escasamente 15 días se ha inaugurado un aeródromo en esta zona que permitirá enlazarla en pocas horas con los enclaves de suministro más próximos. La tarea es ímproba, dadas las condiciones de desnutrición -el principal mal- que aqueja a buena parte de los refugiados. Niños de pocos meses, de barrigas hinchadas, piel que apenas si disimula los marcados huesos de sus cuerpecitos, y a menudo con pústulas en los ojos, es el panorama desolador que descubre la cara del hambre en esta zona del continente negro.

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