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Una gran muestra didáctica sobre arquitectura actual, inaugurada en París

Soledad Gallego-Díaz

La muestra titulada Los Nuevos Placeres de las Arquitecturas que ha sido inaugurada en el centro Georges Pompidou, de París, demuestra cómo una exposición de arquitectura puede ser algo tan atractivo, divertido y sugerente para un profano como una exposición de pintura o escultura. 750 metros cuadrados que constituyen una delicia de buena organización, espíritu educativo e interés. La exposición ha sido posible gracias a los fondos del Museo de la Arquitectura de Francfort (República Federal de Alemania), único en su género en toda Europa. Este museo no mantiene una exhibición permanente de sus existencias, sino que ofrece una exposición rotativa de algunas de las piezas que contiene, agrupándolas bajo algún epígrafe común. Las que se muestran ahora en París son una tercera parte de las que formaron la exposición inaugural del museo de Francfort, denominada Arquitectura Posmoderna.

Los franceses han preparado una distribución atractiva: cada arquitecto cuenta con su propio pequeño cuarto, precedido por un texto preparado por el crítico italiano Manolo de Giorgi, que incluye unos mínimos datos biográficos y un breve análisis de la obra realizada. Buena parte de los arquitectos están representados no sólo con planos y dibujos de sus obras, sino también con maquetas, lo que permite al visitante un contacto inmediato. Ver reproducida a pequeña escala la casa que se construyó en Santa Mónica (EE UU) Franck, Grehry o la increíble plaza de Italia ideada para Nueva Orleans por Charles Moore, ayuda luego a, disfrutar más fácilmente de los bellos planos de Rob Krier o de la locura en tinta china de Helmut Jahn.

Algunos de los proyectos no han sido nunca construidos realmente, y el visitante casi lo lamenta. Otros, como el divertido centro comercial Best levantado por Síte en Sacramento (en el que una esquina aparece arrancada) se han convertido ya en lugar de peregrinación de arquitectos de todo el mundo.

En un único caso el visitante tiene la oportunidad de ver los planos y luego acudir personalmente a ver la obra ya realizada. Se trata del café Costes, situado a dos pasos del centro Pompidou, que fue construido por Philippe Starck e inaugurado en septiembre de 1984. El café se ha convertido en centro de reunión de los modernos parisienses y, según Giorgi, representa "la única arquitectura", digna de su nombre (excepción hecha del propio Centro Pompidou) en la desastrosa remodelacíón que se ha realizado del barrio de Les Halles".

Técnica e imaginación

En el año 1981 un joven hostelero llamado Jean-Louis Costes decidió recuperar el equilibrio perdido entre la vocación comercial y la vocación cultural. Para ello encargó a Starck, que todavía no había realizado ninguna obra, la construcción de su café. El resultado es un local de líneas en apariencia simples, dominado por una escalera de piedra verde, un gran reloj y unas columnas desprovistas de adornos. El mobiliario, las mesas, las sillas y la barra del bar, con forma curvada, respetan el carácter escueto y estilo años treinta del conjunto. El café Costes, como el propio Centro Pompidou hace 10 años, ha sido rápidamente adoptado por los parisienses, quienes se disputan, mañana, tarde y noche, sus mesas. La imaginación, dominio técnico e inteligencia de que hacen prueba los 28 arquitectos representados en la exposición constituye una auténtica conmoción para los profanos acostumbrados desgraciadamente a tropezar en las calles con nuevas construcciones romas o desprovistas de interés, cuando no desagradablemente agresivas.

Las viviendas sociales ideadas por el francés (nacido en Marruecos) Christian de Portzamparc en la calle des Hautes Formes, en el distrito XIII de París, reconcilian a cualquiera con el arte de construir.

En un reducido espacio de 47 metros de largo, abierto sólo por un lateral, Portzamparc consiguió levantar las 209 viviendas exigidas y además, crear un espacio interior público, luminoso y tranquilo. Los ejemplos abundan: la arquitectura posmoderna puede ser, como dicen los organizadores de la exposición, una fuente de placeres.

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