El crimen perfecto
¿Es posible el crimen perfecto? Manuel Rodríguez Pazos, profesor de Medicina Legal, y forense, cree posible "que se pueda producir una muerte violenta que no sea diagnosticada por el forense". Las posibilidades crecen, a su juicio, en función de la prepatación del forense y de los medios materiales con que cuenta. "En España, puede producir se porque estamos trabajando con una evidente precariedad de medios y sin desarrollar un trabajo en equipo".El propio Rodríguez Pazos vivió un caso que pudo convertir se en crimen perfecto, que sólo la casualidad permitió descubrir, cuando la víctima llevaba siete meses enterrada. Todo em pezó en una localidad, del extrarradio barcelonés donde un joven fue a robar al domicilio de una octogenaria. El ladrón fue sorprendido por la anciana y aquél la atenazó violentamente con un brazo mientras le clava ba un fino estilete en la nuca.
El valor de lo robado fue escaso, por lo que la policía no sospechó cuando encontró a la mujer muerta en su domicilio, al cabo de unos días. El forense practicó la autopsia en el depósito del cementerio de la población, sin otros medios que su conocimiento del oficio. Pero esta vez la intuición falló y firmó un parte en el que señalaba que el óbito se había producido por causas naturales. La cabellera de la anciana y lo muy abrigada que iba -llevaba varios vestidos puestos uno encima del otro- no le permitieron advertir un limpio orificio de apenas tres milímetros por donde había penetrado certeramente el arma homicida. La muerte fue instantánea porque el estilete penetró entre la primera y la segunda vértebra, alcanzando el bulbo raquídeo.
Siete meses más tarde, un ciudadano español fue detenido en la República Federal de Alemania acusado de distintos delitos. En las dependencias policiales confesó también el asesinato de la anciana, en la periferia de la ciudad de Barcelona.
Avisadas las autoridades españolas, pusieron en marcha los mecanismos legales para exhumar el cadáver. Entonces se realizó un estudio exhaustivo del caso. Efectivamente se vio que la anciana había muerto por arma blanca. La clave fue una muesca producida por el estilete en la segunda vértebra. "El mecanismo de la muerte fue el mismo que produce una puntilla en un toro", explicó el doctor Rodríguez Pazos, "sin dejar señales externas ni internas evidentes. Ello hizo que se confundiera con una inatierte natural, producida por la arterioesclerosis".
Este error fue fruto de la falta de medios. Los forenses de la mayoría de ciudades españolas deben trabajar en los depósitos judiciales de los cementerios, sin colaboradores, debiendo llevarse las muestras en formol en su propio coche, cuando se precisan análisis.
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