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Nuevo parón en la recta final para la ampliación del Mercado Común

Sorpresa en Portugal por el aplazamiento de las negociaciones para la adhesión

La noticia de la suspensión hasta la próxima semana de las negociaciones de Bruselas sobre el ingreso de Portugal y España en la CEE ha cogido por sorpresa a la opinión pública portuguesa. Las primeras reacciones oficiales ante este nuevo e inesperado aplazamiento de la decisión de los diez tienden a minimizar el alcance de los problemas surgidos a última hora y, sobre todo, de tratar de atribuir a terceros la responsabilidad de estas dificultades.

, LisboaLa tesis oficial de Lisboa es que las negociaciones con Portugal "están prácticamente concluidas", y de forma favorable a las tesis lusas, sobre todo en materia de pesca. Algunos medios admiten que motivos de política interna francesa han podido llevar a París a postergar la ratificación de los acuerdos alcanzados, pero, una vez más, España es designada como la causa principal, para no decir única, de la no conclusión de las negociaciones.Más objetivo, el ministro portugués de Economía, Ernani Lopes, que dirige la delegación portuguesa en Bruselas, sin dramatizar el alcance del retraso, comentaba que incidentes como el de la noche del jueves son "normales en toda negociación", porqué "existen muchas maneras para una de las partes de decir no, pero una única para decir sí", dejando entender que subsistían diferencias entre las posiciones de todas las partes involucradas y no únicamente entre España y Francia. De hecho, las informaciones llegadas a Lisboa acerca de la marcha de las negociaciones han cambiado radicalmente de tono a partir del pasado martes.

El problema pesquero

La alarma cundió en la prensa portuguesa cuando fue conocida la propuesta comunitaria de creación de un mar ibérico que permitiera a. la flota pesquera española el libre acceso a las aguas portuguesas, sin otras limitaciones que las que serían negociadas a nivel bilateral entre Lisboa y Madrid. Esta propuesta fue considerada inaceptable, porque atenta contra la soberanía de Portugal sobre sus aguas territoriales.El Partido Socialdemócrata, integrante de la coalición gubernamental, publicó el martes un durísimo comunicado sobre esta materia, exigiendo del Gobierno la "mayor firmeza" en defensa de la soberanía nacional y la convocatoria urgente de un debate parlamentario sobre las negocaciones en curso con la CEE, para respaldar la defensa "intransigente" de los intereses nacionales.

Posteriormente el tono cambió y se afirmó que se había logrado una fórmula de compromiso que defendía "aceptablemente" los intereses de los pescadores portugueses, y la opinión fue preparada para la conclusión de las negociaciones de Bruselas, que el primer ministro, en un encuentro realizado el jueves con empresarios portugueses, daba ya como un "algo conseguido".

Sin embargo, existen fuertes discrepancias entre los partidos de la coalición que apoya el Gobierno de Mario Soares. Hace pocos días, el portavoz del partido socialista saludaba el ingreso de Portugal en la CEE como un "viraje histórico" que aseguraba definitivamente la estabilidad del régimen democrático luso, porque a partir de ahora toda "involución significaría una autoexclusión de las Comunidades". En cambio, un dirigente socialdemócrata hacía reparos y realzaba la necesidad de "resguardar intransigentemente los intereses nacionales (...) para evitar que Portugal se transforme en mero almacén comercial de otros países, y en particular de España".

Si Madrid y Lisboa aprovechan la reunión bilateral prevista para la próxima semana en la capital española para establecer los acuerdos mutuamente aceptables en materia de comercio y de pesca, que no fue posible alcanzar desde la cumbre ibérica e Lisboa, de noviembre de 1983, los negociadores portugueses podrán regresar a Bruselas el jueves en mejores condiciones para aceptar las propuestas de los diez. Pero una parte de la opinión portuguesa no dejará de pensar que, finalmente, el camino para Europa pasaba, efectivamente, por Madrid, al contrario de lo que afirmaron, durante años, los sucesivos Gobiernos de Lisboa.

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