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Nuevo parón en la recta final para la ampliación del Mercado Común

El presidente de la Comisión Europea diluye la responsabilidad de Francia en el fracaso negociador

Andrés Ortega

La guerra de declaraciones e intoxicación está abierta. En contra de la opinión generalizada, el portavoz de Jacques Delors, presidente francés de la Comisión Europea, actuando bajo instrucciones, declaró taxativamente que el hecho del fracaso de la maratón negociadora con España no se debe sólo a una delegación, sino a varias. Pero se negó a dar más detalles. Todos los dedos, sin embargo, apuntan acusadoramente al brusco cambio en la posición francesa a última hora del jueves, que bloqueó el acuerdo con España sobre el paquete agrícola, pesquero y de asuntos sociales.

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A las siete de la tarde del jueves el acuerdo entre los diez y España estaba cerca. Francia parecía haber aceptado el compromiso italiano en dos puntos concretos: el número de barcos españoles que fanearían en aguas de la CEE (300, de los cuales, simultáneamente, 150) y la base de referencia para la cuota de producción de vino de mesa en España, más allá de la cual se tendría que ir a una destilación obligatoria: 28 millones de hectólitros.Hacia las 20.30, Francia cambió repentinamente de posición: exigía un máximo de 250 barcos (130 simultáneamente) y 25 millones de hectólitros (cantidad que correspondería a un cálculo efectuado sobre la media de producción de los tres últimos años -de sequía en España, por lo que la producción fue más baja que en años anteriores-, que es la norma que regirá para los diez).

Excusa francesa: creía que la cifra de 28 millones de hectólitros era la producción total, ya que Ia destilación obligatoria se dispara cuando se ha alcanzado un 85% de esta cifra. Fue entonces cuando en la sala del Consejo se produjo un duro enfrentamiento verbal entre el representante francés, Roland Dumas, y el presidente de la reunión, Giulio Andreotti. Éste decidió suspender, ante el mal ambiente, la sesión durante 10 minutos.

Poco después, Andreotti entró en una negociación bilateral con Francia. Durnas, finalmente, aceptó llegar hasta una cifra de 295 barcos (145 simultáneamente) y 27,7 millones de hectólitros. El acuerdo se daba por hecho. Andreotti se lo comunicó a la parte española, y ésta, muy a regañadientes -pues esta cifra es el principio de la reestructuración forzosa-, pareció aceptarla. Es entonces cuando Morán anunció que "no hay posibilidad de ruptura". Entretanto, Andreotti volvió a los diez, para encontrarse con la sorpresa de que Dumas daba de nuevo marcha atrás, tras un contacto con altas esferas en París. Andreotti decidió entonces aplazar la negociación hasta el próximo jueves.

Secreto a voces

Al parecer, el ministro francés de Agricultura, Michel Rocard, amenazó con dimitir si se llegaba a un acuerdo con España en la víspera de una gran manifestación de agricultores. El verdadero secreto de lo ocurrido parece estar en los problemas internos franceses y la carrera de cara a las próximas elecciones. Rocard, que probablemente aspira a la presidencia de la República, quiere que Mitterrand se moje ahora con la adhesión. Algo que también quiere Jacques Delors.

A todo esto, Delors había tomado la iniciativa (¿propia o teledirigida desde París?) de enviar a Michel Jacquot, de su Gabinete, con un texto que España debía aceptar: un compromiso unilateral de reestructurar su bota sobredimensionada. Manuel Marín le envió directamente a paseo, diciendo que si Delors quería decirle algo que viniera personalmente.

El mensaje francés de Delors era ayer claro: no se debe acusar sólo a Francia. La comparecencia de su portavoz fue duramente criticada por toda suerte de periodistas. Menos algunos. Así, un periodista francés llegaba, en privado, a sugerir que en París se hablaba de que esta crisis y aplazamiento de la negociación servía a los intereses del presidente del Gobierno español, Felipe González.

Una versión similar aparecía también ayer en la publicación especializada La Lettre Européenne, cuyo editorial afirmaba que, "paradójicamente, Felipe González, que se ha metido en un peligroso asunto con este referéndum [sobre la OTAN], puede también tener interés en alargar las negociaciones de adhesión". También sugería que Fernando Morán actuaba en esta línea para reforzar el celo de los oponentes a la OTAN.

Otra más, que ayer circulaba en Bruselas, es que la postura francesa es una manera de presionar sobre Londres y Bonn para que acepten una mayor subida de los precios agrícolas en la CEE de cara a la próxima campaña. La maratón negociadora sobre estos precios se reanuda el lunes en Bruselas, pero está además conovocada otra reunión para la semana siguiente. Todo ello puede demorar las negociaciones de adhesión.

Volviendo a Delors, cabe destacar que hizo hablar al portavoz en nombre de la Comisión cuando no toda la Comisión está de acuerdo sobre este asunto. Un negociador español señaló que, en la sesión, Delors había actuado como "otro ministro de Asuntos Exteriores francés". En algunos medios se decía que Delors "actuaba como presidente de una república y no de un órgano colegiado".

Andreotti contradice a Delors

La versión dada por el mensajero alado de Delors no coincidía con otras informaciones recabadas de diversas fuentes, entre ellas la declaración formal de Andreotti, según la cual prácticamente se había llegado a un acuerdo con España, que Francia bloqueó. El problema del box irlandés estaba a punto de resolverse con un acceso español al cabo de 10 años, acompañado de una declaración formal española comprometiéndose a no invadir esta zona tras su apertura a los pesqueros españoles.

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