Temor en Brasil a que la situación de Neves sea peor de lo que se pretende hacer creer

El presidente electo brasileño, Tancredo Neves, de 75 años de edad, se recupera con normalidad en un hospital de Brasilia de la intervención de urgencia a la que tuvo que ser sometido el miércoles, según el parte médico, para líberar una pequeña parte del intestino delgado que se había pegado a la pared abdominal. Aunque la información oficial sobre la evolucíón del enfermo es tranquilizadora, la inquietud se ha apoderado de los 130 millones de brasileños, que temen que la situación sea más grave de lo que se señala.Neves, sometido a dos intervenciones quirúrgicas en el breve lapso de cinco días, tiene un posoperatorio bueno, según el boletín médico oficial. Sin embargo, informaciones médicas obtenidas en el mismo hospital donde se encuentra internado sólo coinciden con la información oficial en este aspecto. Esas informaciones paralelas indican que Tancredo Neves pudo haber sido intervenido para extirparle un pequeño tumor benigno en el intestino delgado que había provocado una oclusión intestinal y luego pegado parte del intestino delgado en la pared abdominal. Según esas informaciones no oficiales, una pequeña parte del intestino se habría necrosado. Hay, pues, una evidente diferencia entre el tranquilizador boletín oficial y lo que se escuchaba por los pasillos del hospital.

Tancredo Neves se encuentra en estado bastante grave. Su recuperación podrá producirse en un plazo de entre 30 y 40 días. Los médicos aseguran que podrá reasumir sus plenas funciones, pero los medios políticos ya empiezan a estudiar qué actitud deberá ser adoptada en caso de que Neves no se recupere. El miércoles todos los ministros recibieron instrucciones de permanecer en sus despachos, ya que se esperaba lo peor y era necesario aparentar normalidad al tiempo que se estaba localizable.

Se esperó 21 años para tener un presidente civil representativo. Ahora se corre el riesgo de, en el mejor de los casos, tener como presidente interino a José Sarney, un hombre que a lo largo de más de 15 años representó a los más altos intereses del régimen militar, mientras que el veterano político que los brasileños consideran como el gran símbolo de lo que sería la nueva República lucha para recuperarse en un hospital.

Ocho muertos en un motín

En el penal de Sáo Paulo, por otra parte, finalizó ayer un violento motín, con un saldo provisional de ocho muertos y 20 heridos, informa Efe. Los incidentes comenzaron el miércoles por la noche, y en ellos participaron 3.000 presos -la mitad de los internos-, que sólo pudieron ser reducidos por 500 soldados de choque de la Polícía Militar. Hace menos de una semana, en otra cárcel de este Estado tres policías militares y un carcelero descubrieron y mataron a 11 presos de un grupo de 15 que intentaba la fuga.