Los heridos en el accidente de Setúbal y la policía descargan de responsabilidad al conductor del autocar
Varias personas que resultaron heridas o ilesas en el accidente de un autocar español registrado el pasado martes en las proximidades de Setúbal (Portugal) declararon ayer que el conductor del vehículo, Ignacio Jiménez Sandoval, no tenía responsabilidad alguna en el siniestro, en el que fallecieron 12 personas, que se debió, según estimaban, a la mala suerte. El propio Jiménez Sandoval dijo ayer en Setúbal que la policía portuguesa le había autorizado a salir del país.
Lisboa"Estoy loco. Me acabo de tomar dos valium (tranquilizantes) porque no puedo más. Desde que acabé la mil¡, hace dos años, estoy conduciendo autobuses y nunca he tenido un accidente ni una multa. La gente dice que está conmigo..., pero esto me marca para siempre. ¿Quién me va a dar trabajo ahora? El coche se me fue de repente y yo maniobré a la derecha para controlarlo y evitar el camión. Luego, me desperté en el hospital. No sé si había una mancha de aceite o fue el agua... No me siento culpable... pero estoy loco". Así se expresaba a mediodía de ayer en Setúbal, entre lágrimas, el conductor del autocar.Jiménez Sandoval, de 24 años, había pasado la noche en un hotel de Setúbal. Cojeando ligeramente y con un brazo sin apenas movimiento por un fuerte golpe que recibió en el hombro izquierdo, el conductor llegó al hospital de Setúbal hacia las 12.30 horas. En el centro médico se encontraban aún 20 personas internadas y, a esa hora, en el patio del hospital había cerca de 40 familiares y amigos de las víctimas. El conductor, con la vista clavada en el suelo, se aproximó hacia el grupo. Uno de los primeros que se le acercó fue Antonio Múgica, hermano de Rafaela, fallecida en el siniestro. "No se preocupe. Tranquilícese. Usted no tiene la culpa de nada", le dijo Antonio. Frases como éstas le fueron repetidas una y otra vez al desconsolado conductor, que no podía detener las lágrimas.
Ibamos viendo una película de vídeo sobre flamenco. Yo iba en la primera fila, como casi todos los días. Me fijé que nunca pasaba de 90 por hora. Una vez lo hizo y, al decírselo a mi padre, me contestó que era porque estaba adelantando. En el accidente no iba deprisa, pero el autobús parece que resbaló". Así describía el suceso Mónica Morán Arribas, de 13 años, a las 11.00 horas en Setúbal, abrazada a un tío suyo llegado de Madrid y con las ropas todavía ensangrentadas.
Mónica, con la cadera izquierda magullada, estaba al cuidado de Nuria, su hermana menor de seis años, que sólo tenía unas arañazos en la cara. Ambas viajaban con sus padres, médicos de La Paz, y un tercer hermano, Sergio, de 10 años, internado en estado grave en Lisboa.
Como Mónica Morán, Genma Gallardo, hospitalizada en Setúbal con fractura de pelvis, afirmaba ayer que el conductor "es un chico muy majo y siempre iba despacio". "Incluso le criticamos que tardó 15 horas de Madrid a Lisboa... ¿Cómo está?", preguntaba Genma, cuya madre, Angela Pritchard, falleció en el siniestro.
Tan nervioso como el conductor estaba José Luis Lagares, trabajador de La Paz y organizador de la excursión. "Maldita sea la hora en que se me ocurrió organizar esto", se lamentaba a lágrima viva. Él viajaba en su coche particular en el momento del accidente.
José Luis recordaba las casualidades de la vida y contaba que una compañera suya- llamada Ángela decidió a última hora no ir a la excursión y fue sustituida por Josefa Pérez Segui, fallecida.
Lagares estaba haciendo estos comentarios cuando llegaron a Setúbal los cerca de 50 familiares de las víctimas que se habían trasladado de Madrid a Lisboa por la noche. Entre lloros, un miembro de cada familia pasó por el depósito de cadáveres para identificar a los diez fallecidos que se encontraban allí.
Otros grupos de los trasladados, a Portugal estaban en los hospitales lisboetas de San José y Santa María y en el de la Cruz Roja, donde se encontraban los heridos más graves: Mateo Larrauri, médico de La Paz; la hija de éste, Mónica, de 8 años, operada en la cabeza; los hermanos Inmaculada y Santiago Pitalua, de 10 y 18 años, hermanos de Miguel Ángel, de 13 años, el único que falleció en Lisboa; Sergio Morán, de 10 años, hermano de Mónica, y Fabriciana López Varela, a quien el accidente le provocó un aborto.
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