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El clan de la niña secuestrada considera inocente a Victoria Mendoza, tía abuela del bebé

Victoria Mendoza, de 47 años, tía abuela de la niña secuestrada días después de nacer en la maternidad de Santa Cristina, de Madrid, visitó el domingo por primera vez a su sobrina Loles y a la pequeña. Traumatizada por la experiencia de su detención y por la acusación de haber participado en el robo del bebé, la mujer, que quedó en libertad provisional al cabo de siete días de detención y después de un careo con la secuestradora, Angeles Vidales, afirma que es inocente. "Gracias a mi descripción se detuvo a esa mujer y se recuperó a la niña", argumenta. Sin embargo, no está tranquila. "No lo estaré hasta que todo haya terminado". La familia mantiene también la plena convicción de que es inocente. Sino, dicen, ya estaría muerta.

Madrid"Es como si soñara", explica Victoria Mendoza. "Si yo me llego a calcular lo del secuestro, formo en la maternidad una escolta y la niña no sale de allí". La mujer ha accedido a hablar para un medio informativo sólo en presencia de sus abogados, Miriam Vergara y Carlos Brey. La conversación se desarrolla en su domicilio, próximo a la glorieta de Embajadores, un piso amplio donde vive con sus parientes. Otros miembros de la familia gitana de los Vargas-Mendoza, dedicados al comercio de antigüedades, asisten también. Insisten para que quede claro que toda la familia está unida alrededor de Victoria. "Un gitano no vende a un niño ni por 50.000 pesetas ni por todo el oro del mundo, y menos Victoria", dice alguien por los demás. Y añade la misma voz: "Si nosotros tuviéramos la más mínima sospecha de ella, ya no viviría".Trinidad, la madre de Loles, es hermana de Victoria. Está enferma del riñón y se dializa periódicamente. Necesita mucho reposo pero ha querido estar presente en la conversación para que conste que apoya a su hermana. "Sabemos que la acusación que se ha hecho a Victoria es absurda, pero es muy duro pasar por ella", indica uno de los hombres de la casa. "Dicen que cobró por la niña cincuenta mil, cien mil pesetas. ¿A quién se le ocurre? Una mesita de aquéllas vale más, por Dios".

"Confío en la justicia"

Victoria ha pasado siete días detenida, los cuatro últimos en la prisión de mujeres de Yeserías. Ángeles Vidales, la mujer que secuestró a la niña, fue detenida en la localidad madrileña de Fuenlabrada y declaró en su contra. Aseguró que había sido la tía abuela de la niña quien le indujo a llevarse de la maternidad a la pequeña. Victoria responde: "No sólo no había visto nunca antes a esa mujer, sino que ha sido gracias a mí como se la ha podido detener. La vi un momento en la maternidad y di su descripción. Me fijé en su sonrisa y sus caderas enormes".Ángeles Vidales se presentó en la habitación de Loles y dijo a Victoria que las conocía, que sabía que vivían por el paseo de las Acacias. Luego, a la madre le pidió que le dejara enseñarle la niña a su marido, que estaba en el pasillo. Y desapareció con la pequeña.

Victoria, en los últimos días, se ha resentido de una antigua enfermedad por la que pasa revisión médica anualmente, y acusa cansancio y un fuerte nerviosismo. "Llevo varios días sin comer apenas. En la cárcel es que no podía probar bocado. Sólo gracias a unas reclusas del departamento 2, que me llevaban fruta o un poco de chorizo o algo así y me lo hacían comer casi a la fuerza".

Quiere olvidar, dice, y no puede. Está deseando volverá tener fuerzas para "fregar y barrer la casa, para hacer lo de siempre". Habla de su dolor, de sentir fiebre y rabia. Se excita y rompe en una brusca explicación. "Creo que esto no se me olvidará nunca. Hago por quitármelo y veo todo como en sueños, como una película metida en la cabeza. Creo que estaré metida en la caja y no se me quitará. Me suben ahogos. Llaman a la puerta, suena el teléfono y me parece que vienen a por mí. Después de una cosa así... que se lleven a mi niña, que me culpen a mí, ya sólo confío en Dios. Bueno, y en la justicia. Confío en que se haga justicia".

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Primer encuentro

Victoria fue a ver el pasado domingo por la tarde a su sobrina-nieta secuestrada, por primera vez después de recuperar la libertad. Fue su primera salida a la calle. "Al abandonar la prisión, lo primero que hice fue llamar a mis otros hermanos y a Loles y preguntar por la niña. No he ido a verla antes porque no me encontraba bien". El domingo, en casa de Loles, en el barrio de Los Cármenes (Carabanchel), el encuentro fue festivo.La niña se ha recuperado perfectamente. "Se porta muy bien", dice Loles, que espera que su esposo salga pronto de prisión, donde cumple condena por haber prendido fuego al coche de un sargento mientras cumplía el servicio militar. Ella es gitana y su esposo, payo. A la boda de Loles fueron las mujeres de su familia, incluida su tía Victoria, que dice: "Para nosotros, lo que vale es que Loles y su marido se quieren; nada tenemos en contra de su esposo, como en algunas informaciones se ha dicho. Él es su marido y así lo apreciamos. Y la niña, bueno, la niña ya la ven, para comérsela".

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