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Tres muertos y dos heridos graves en cuatro días

Un hombre, acuchillado en el portal de su vivienda

Fernando Rodríguez López, de 45 años,fue acuchillado el pasado lunes en el portal de su vivienda, situada en la calle de Lola Membrives. A las nueve de la mañana de ese día Fernando Rodríguez salía del ascensor, en compañía de un hijo de seis años, cuando fue asaltado por un desconocido que le amenazó con un arma blanca y le exigió la cartera.El atracado, según la información facilitada ayer por la Jefatura Superior de Policía, se enfrentó al delincuente y acertó a sujetar la mano con la que éste manejaba la navaja. Sin embargo, el desconocido cogió el arma con la mano libre y apuñaló por dos veces en la región precordial a Fernando Rodríguez. Mientras, el niño había salido a la calle y a grandes voces solicitaba auxilio. Un ciudadano que pasaba por allí lo escuchó y se abalanzó sobre el agresor, sin lograr retenerle.

Crímenes sin resolver

El herido fue trasladado a la residencia sanitaria Primero de Octubre, donde se diagnosticó su estado de muy grave. La policía infórmó ayer que no tenía noticias del agresor de Fernando Rodríguez ni tampoco de ninguno de los autores de los otros tres sucesos violentos desarrollados en Madrid en los últimos días. Para empezar, la muerte de María Teresa Pérez Valmorisco, de 24 años, estudiante de Ciencias Empresariales, sigue siendo un misterio. El cadáver de María Teresa fue hallado en la mañana del pasado sábado en un solar del distrito de Carabanchel, no lejos de dónde vivía. Alguien había aplastado la noche anterior su cabeza con una piedra.Los familiares de la muchacha sostienen que ésta fue asesinada al resistirse a ser violada, porque en varias ocasiones Teresa había declarado que no opondría resistencia a un atraco. No obstante, la policía se niega a confirmar esa hipótesis como la única válida. La auitopsia ha revelado que Teresa presentaba en las manos y en las muñecas diversos arañazos y erosiones, lo que parece demostrar que sostuvo un forcejeo con su agresor, pero también ha probado que no fue violada. Ya se sabía que el homicida no había llegado a rasgar sus ropas.

Más claros son los móviles de la agresión que costó la vida a un joven rocker frente a la discoteca Rock Ola y de la que causó graves heridas a un taxista en la calle de Orense, hechos ocurridos en la madrugada del pasado domingo. Del primer caso se sabe que Demetrio Jesús Lefler, de 17 años, hijo de un combatiente norteamericano fallecido en Vietnam, era un rocker, un enamorado de las cazadoras de cuero negro, los tupés engominados, los coches Cadillacs y el rock and roll norteamericano de finales de los años cincuenta.

Demetrio estaba en la puerta de la sala que fue templo de la movida musical madrileña cuando varios de sus amigos fueron agredidos por otro grupo de jóvenes. Demetrio acudió en su defensa, fue arrojado al suelo y allí recibió tres cuchilladas por la espalda. Respecto los agresores hay quien afirma que fueron mods, que esa noche celebraban en Rock Ola una fiesta de los años sesenta. A diferencia de los rockers, la tribu urbana de los mods adora la música inglesa de comienzos de los sesenta, en particular los Who, se afeita y peina de modo convencional y viste ropa elegante de importación. Sin embargo, los mods madrileños niegan haber agredido a Demetrio y afirman que fueron los macarras, o sea, jóvenes gamberros de barrios periféricos.

Esa misma madrugada el taxista Fidel Hernández, de 45 años, fue herido en la calle de Orense en lo que parece un atraco común. La agresión a Fidel Hernández provocó una airada protesta de sus compañeros, los taxistas de noche, que durante toda la mañana del domingo paralizaron varías calles céntricas con sus vehículos.

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