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Diálogo en Ginebra, relevo en Moscú

La reactivación de la línea Andropov

Pilar Bonet

La elección de Mijail Gorbachov como máximo dirigente de la Unión Soviética significa, en política interior y especialmente en el campo de lo económico, la reactivación de la línea de Yuri Andropov, tras el letargo que supuso en la misma el mandato de Konstantín Chernenko.Con todo, medios soviéticos opinan que Andropov, gracias a su paso por el Comité de Seguridad del Estado (KGB), gozaba de una mayor base de poder y una mayor capacidad de maniobra. Gorbachov, señalan estos medios, necesitará tiempo para consolidarse y para que se conozca el resultado concreto de las reformas económicas que, de forma experimental y limitada, comenzaron en la época de Andropov.

La posibilidad de promocionar cuadros de confianza en el próximo congreso de partido (27º congreso) y la ayuda de los que ya fueron introducidos o ascendidos en el aparato de gestión política en tiempos de Andropov es consíderado fundamental.

Gorbachov es partidario de una mejora del aparato de dirección de la economía, de una descentralización limitada y de una vinculación entre el trabajo realizado y su valoración material. Todo ello, por supuesto, dentro de un sistema de economía planificada que no se cuestiona. Tales concepciones fueron expuestas por el dirigente en su discurso del pasado lunes.

En resumen, se trata de lograr una mayor efectividad laboral a base de¡ principio de "a cada uno según su trabajo". Gorbachov da una gran prioridad al desarrollo científico-técnico de la URSS, donde el objetivo técnico es alcanzar un puesto de vanguardia en el mundo. Medios económicos advierten contra expectativas demasiado liberales en el ámbito de las reformas, y señalan que experiencias como la de Hungría o China quedan todavía muy lejos de la evolución soviética.

El margen de maniobra que ahora tiene Gorbachov podría permitirle mejorar la gestión en la agricultura, el verdadero lastre de le economía soviética, caracterizada por las malas cosechas y la baja productividad, pese a las cuantiosas inversiones y numerosos proyectos realizados para mejorar el sector. Desde 1978, la cosecha de cereales se ha quedado por debajo del plan y el año pasado sólo consiguió un total de 170 millones de toneladas, frente a los 240 previstos. Esto obliga a la URSS a gastar divisas en la importación de grano procedente, en gran parte, de Estados Unidos. Este gasto se hace cada vez más difícil, dado que la producción de petróleo, principal objeto de exportación soviética, se resiente del bajón de los precios en el mercado mundial y de las dificultades de extracción -aparentemente muy graves- en los campos de Siberia occidental.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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