Panegírico de un claustro universitario
Muy patético. Los luchadores contra el franquismo, aquellos modélicos estudiantes fuertemente concienciados que dentro de los furgones de los grises se apoyaban con miradas de solidaridad, que hicieron del "que vienen, que vienen" un murmullo de irónica amargura, de estoico sacrificio en aras de la, por aquel entonces, pisoteada libertad, siguen cumpliendo frente a la injusticia su deber ético. Ellos, que se enfrentaron a las porras erguidas, son ahora agredidos por los vandálicos estudiantes que intentan impedir el cumplimiento de su legítima libertad. Allí estaban, inmaculados, erectos, adornados con la misma sonrisa sosegada de las pretéritas carreras, cruzando hacia el cumplimiento del deber por entre ese pasillo formado por desaforados increpantes. También los legítimos herederos de su dignidad, los que con toda la razón reconocen su magisterio, sufrieron con ejemplar pundonor el bautismo de fuego. Y es que los antiguos grises se han reencarnado ahora en vociferantes estudiantillos.Obviamente han decepcionado a los del 68. ¿Para esto han luchado tanto, para que impere el caos y la barbarie, la manipulación y la irracionalidad en sus descendientes, en esos mismos que tendrían que rendirse a sus pies invocando el perdón por esas incalificables humillaciones con las que lo han castigado? Dios mío, ¿dónde vamos a llegar si estos estudiantes de 1985 no aceptan la voz de la verdad que les impone la antigua escuela? ¿Es que no saben quiénes son aquí los demócratas y que ya no hay que luchar porque están ellos en el poder?
Pero ya ve usted, señor director: 30.000 estudiantes de Sevilla están muy equivocados interfiriendo la sacrosanta labor de los claustrales que, apoyados en la sólida fuerza del 1% de los votos, han construido un estatuto que, cual carta otorgada del absolutismo ilustrado, tendrán que tragarse hasta Dios sabe cuándo.
Yo, desde mis humildes medios, apoyo la democrática labor del actual claustro, que por algo ganó la razón, la verdad indiscutible y el poder corriendo hace muchos años ante las porras.- Mario Gómez-López. .
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