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El temor al aumento del precio del dinero planea sobre todos los corros de Wall Street

La cota 1.300 del índice Dow Jones de valores industriales se está convirtiendo en una barrera difícilmente franqueable, y si bien durante la pasada semana este indicador intentó alcanzar y sobrepasar varias veces el fatídico nivel, cada vez, justo cuando iba a conseguirlo, han surgido problemas institucionales de ventas que han terminado por empujar el mercado hacia abajo.La situación actual, en opinión de Shearson Lehman/American Express, es más negativa que en semanas anteriores, ya que cuanto más tarde el índice Dow Jones en cerrar por encima de 1.300 más fuerza cobrarán las opiniones bajistas. Las razones fundamentales sobre las que se apoyan los argumentos de aquellos que piensan que la bolsa está sobrecomprada giran fundamentalmente en torno a la excesiva subida de la masa monetaria. Este factor, unido al buen crecimiento de la economía y al déficit presupuestario, termina

rá provocando un alza de los tipos de interés. Este temor al incremento del precio del dinero es permanente en los corros de Wall Street.Mientras tanto, los últimos datos publicados por la Administración demuestran que la economía norteamericana está creciendo a un ritmo excelente. Todas las cifras han sido positivas: aumentaron las ventas de automóviles y las nuevas construcciones, tanto de casas privadas como de inmuebles. A ello hay que agregar el incremento de la confianza de los consumidores y, consecuentemente, de sus gastos. Sin embargo, el jueves llegó la primera mala noticia de la semana, cuando la Reserva Federal hizo público el incremento de 3.600 millones de dólares del agregado monetario básico M1 (efectivo en manos del público), en un momento en que la mayoría de los pronósticos lo cifraban en 1.600 millones. Con ello arrecian los temores de que los bancos se vean obligados a aumentar el prime rate (tipo de interés preferencial) y que la Reserva Federal incremente, a su vez, el discount rate (tipo de descuento).

Todos estos temas podrían aliviarse si el déficit presupuestario estadounidense pudiera ser reducido sustancialmente. Sin embargo, parece que sólo existe a medio plazo una lejana posibilidad de que Ronald Reagan se enfrente al problema.

En este contexto, la Reserva Federal se encuentra ante un dilema. Si continúa aplicando una política acomodaticia, el crecimiento de la masa monetaria se disparará, provocando desajustes en el sistema financiero del país. Por otro lado, si aplica una política excesivamente severa se corre el riesgo de provocar un rápido aumento de los tipos de interés, lo que frenaría el crecimiento económico e influiría negativamente sobre el dólar, que esta semana parece haberse estabilizado, con una ligera tendencia al alza.

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