El caza del Ejercito del Aire que se estrelló en Toledo volaba bajo unos cables de alta tensión
El Mirage F-1 del Ejército del Aire que se estrelló el pasado jueves en el término municipal de Villaseca de la Sagra, provincia de Toledo, volaba bajo unos cables de alta tensión pertenecientes a la red que parte de la central térmica de Aceca, según informaron ayer fuentes del citado Ejército. El avión lo pilotaba el capitán José Luis Valdés, de 33 años, quien perdió la vida porque, a pesar de que accionó el mecanismo automático que le expulsó fuera del aparato para caer en paracaídas, pegó con la cabeza en una de las torres de la red eléctrica.
El capitán Valdés, adscrito al Ala 14, con sede en la base aérea de Los Llanos (Albacete), era uno de los mejores pilotos del Ejército del Aire. El día del accidente, que se produjo hacia las 13.45 horas, participaba en un ejercicio de, ataque simulado al suelo. Para efectuar este tipo de maniobras, los pilotos se aproximan al objetivo a gran velocidad y a unos 500 pies de altitud (150 metros). Cuando ya están cerca del objetivo, realizan una rápida ascensión e, inmediatamente, descienden en picado y realizan una pasada sobre el blanco a muy escasos metros de altura.El piloto del Mirage F-1 efectuó en la misma jornada dos o tres pasadas bajo los cables de alta tensión, según un trabajador de la central térmica, pero, al intentar un nuevo paso bajo los cables, el capitán Valdés debió perder el control sobre el aparato y, al verse en peligro, accionó bajo su asiento el mecanismo automático expulsor del piloto.
Según las fuentes militares informantes, la cabeza del piloto golpeó bruscamente contra uno de los tramos horizontales de la torre de conducción eléctrica.
El paracaídas que se acciona automáticamente al poner en marcha el mecanismo expulsor funcionó bien. De hecho, el paracaídas estaba abierto junto al piloto, quien, si no se hubiera golpeado contra la torre de alta tensión, posiblemente se hubiera salvado.
En la central térmica de Aceca hay almacenados diariamente, en cuatro grandes depósitos, varias decenas de miles de litros de gasóleo para alimentar la central. El aparato cayó a un kilómetro aproximadamente de la central, y algunos trabajadores han expresado su preocupación ante los periódicos ejercicios aéreos que se efectúan a baja altura por la zona.
Fuentes del Ejército del Aire han señalado que, en la actualidad, los ataques aéreos que se realizan en los conflictos bélicos se hacen a muy baja altura para evitar ser detectados por los radares o ser alcanzados por misiles, por lo que los pilotos militares deben entrenarse para estas misiones.
Los Mirage F-1, de los que España adquirió 72 unidades en la pasada década a la firma francesa Marcel Dassault, son los más modernos que tiene actualmente el Ejército del Aire. Hasta el momento, se han perdido ya seis aparatos en accidentes.
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