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Soares, "más divertido que preocupado" con el partido eanista

El primer ministro portugués, el socialista Mario Soares, está "más divertido que preocupado" ante el nuevo Partido Renovador Democrático (PRD), porque no cree que la formación creada por personalidades próximas al presidente Antonio Ramalho Eanes pueda tener éxito ni robar militantes o electores al Partido Socialista.Estas declaraciones fueron hechas en la larga entrevista que Soares concedió el martes a la televisión portuguesa en su calidad de secretario general del Partido Socialista luso, pero que fue enteramente dedicada a la política del Gobierno.

La intervención de Soares coincidió con el lanzamiento de una campaña propagandística del PS acerca de la necesidad y de los beneficios de la estabilidad política, mensaje que se prefigura como el estribillo de las campañas electorales de los socialistas en los comicios presidenciales y municipales de 1985.

El primer ministro reafirmó su fidelidad a los principios del socialismo democrático y del pragmatismo, ahora reasumidos por otros dirigentes europeos de la Internacional Socialista como Felipe González o François Mitterrand, y denunció los resultados negativos de las fórmulas liberales defendidas por los Gobieirnos conservadores como el de Margaret Thatcher. Mario Soares dijo que es "poco transparente" y hasta "poco ético" el silencio del presidente de la República portuguesa acerca del Partido Renovador Democrático, y aseguró que los portugueses en general, y los que apoyaron la reelección de Eanes en 1980 en particular, tienen derecho a saber si el jefe del Estado apoya o no la creación de una fuerza política que ostenta su nombre y su patrocinio como principal y hasta ahora único programa.

Soares se pronunció contra una eventual renuncia anticipada del presidente de la República, acusó al PRD de querer presionar a Eanes para que disuelva el Parlamento -algo que la Constitución portuguesa no autoriza, salvo en caso de alteración del funcionamiento de las instituciones democráticas- y reiteró que el Gobierno que preside no dirnifirá, ni siquiera en caso de eventuial candidatura suya a las elecciones presidenciales de finales de 1985.

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