El Papá y Gromiko hablaron sobre la paz en el mundo y la situación de los católicos en la URSS
El encuentro mantenido ayer por la mañana entre Juan Pablo II y el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, duró exactamente una hora y 48 minutos. En total, el ministro soviético y su séquito permanecieron dos horas y media dentro de¡ recinto vaticano. Durante el encuentro, calificado de "cordial, aunque no caluroso", el Papa y Gromiko hablaron de la paz mundial y de la situación de los católicos en la URS S. Gromiko llega hoy a Madrid en visita oficial.
La sorpresa mayor fue que no se tratara de una audiencia a solas entre Juan Pablo II y el ministro soviético, a diferencia de lo que ocurrió el 24 de enero de 1979, cuando el Papa polaco se encontró por vez primera con Gromiko. En esta ocasión, el Papa quiso que estuviesen presentes a su lado el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli -principal experto,, desde los tiempos de Pablo VI, en el diálogo entre la Santa Sede y el bloque comunista- y el arzobispo Achille Silvestrini, actual responsable de los asuntos públicos de la Iglesia o ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano.Tampoco Gromiko llegó solo. Le acompañaron el actual embajador soviético en Roma, Nicolai Lunkov, y el viceministro de Asuntos Exteriores, Nikita Ryjov, que también fue embajador en Roma hace siete años y que actualmente es en Moscú el especialista en asuntos religiosos. El intérprete del papa fue el jesuita esloveno Ivan Zuzek, ex rector del Instituto Oriental de Roma. La traducción se hizo del ruso al italiano, y viceversa. Según el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, esta vez el encuentro ha sido, más que una audiencia, una auténtica "reunión de trabajo".
Las seis personalidades, más los intérpretes, estuvieron sentados alrededor de la misma mesa en la biblioteca del papa Juan Pablo II, sin que el anfitrión tuviese, asignado un puesto especial para él mismo. Las ocho sillas utilizadas eran idénticas.
Sólo dos periodistas, uno estadounidense y otro francés, fueron autorizados para asistir a la entrada y a la salida de las personalidades vaticanas y soviéticas en la Biblioteca Pontificia, donde se realizó el encuentro.
Según afirmaron ambos periodistas, el clima del encuentro fue "cordial, aunque no caluroso", punto que también confirmó el portavoz vaticano. No faltaron sin embargo, momentos de humor.
Al llegar Gromiko con su delegación, el Papa le esperaba en la puerta de su biblioteca, y le saludó en ruso: "Buenos días". El lí der soviético le respondió también en ruso: "Yo le saludo".
Se intercambiaron sencillos regalos, al nivel mínimo que per mite el protocolo. El Papa ofre ció las tres medallas de su ponti ficado, en oro, plata y bronce, y un ejemplar, traducido al ruso de su discurso sobre la paz, pronunciado en enero pasado, y Gromiko le dio las gracias en polaco.
El ministro soviético le obsequió a Juan Pablo II con una cajita lacada en negro de artesanía rusa, y le dijo en inglés: "Un pequeño recuerdo", y añadió, también en inglés, "como dicen los americanos".
No hubo comunicado oficial del encuentro. Lo único que fue posible saber es que los dos asuntos. tratados fueron la paz.y la situación de los católicos en la URSS. Al parecer, sobre el primero insistió Gromiko, y sobre el segundo, el papa Wojtyla.
Cuestión difícil
Ha trascendido que la cuestión abordada por el Papa ha sido siempre la más difícil en los anteriores encuentros entre Gromiko y el Vaticano. Siempre que éste se refería a la situación de los católicos, el ministro respondía que es un diplomático y que no podía tratarlo. Esta vez, el líder soviético ha querido que estuviese presente el experto de asuntos religiosos del Kremlin.
Al final de la audiencia, el periodista norteamericano le preguntó a Gromiko cómo había ido el encuentro, y el ministro soviético se limitó a responder lacónico en inglés: "Ha ido bien". A la pregunta sobre si había invitado al Papa a visitar la Unión Soviética, Grorniko respondió: "No hemos tratado ese tema".
Cuando el ministro soviético, con su séquito, pasó ante la formación de guardias suizos vestidos con sus trajes de gala, el jefe de la casa pontificia, Jacques Martin, preguntó al líder soviético: "¿Tiene usted miedo de este Ejército?", y Gromiko respondió en inglés, sonriendo: "Nosotros sabemos que éste es el Ejército menos peligroso del mundo".
Cuando Gromiko ya se marchaba, se volvió por sorpresa para saludar otra vez al papa Wojtyla, y le dijo en inglés: "Mucha suerte". El Papa, que no se esperaba aquel gesto fuera del protocolo, se quedó unos instantes parado, y después respondió repitiendo la misma frase también en inglés. Según los primeros comentarios, lo más importante del largo encuentro vaticano-soviético ha sido el hecho de que, aunque es difícil, el diálogo entre la Santa Sede y la URSS no se ha interrumpido.
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