Las historias de Uruguay

He leído, no sin satisfacción, el artículo firmado por Nelson Marra (El. PAIS del 15 de febrero, página 4), y aunque no participe de toda,s sus afirmaciones, quiero decir que es un artículo valiente y clarificador.No me extraña que mucha gente -uruguayos tradicionalistas, sobre todo- discrepe con él: toda una historia de Uruguay lo justifica. Sin embargo, mi vida de uruguayo y mi exacerbado racionalismo me impiden aceptar cierto tipo de trampas y sofismas, como los usados por el señor Bertalmío en lo que éste: entiende como respuesta a aquel artículo. Me refiero a la carta que con el título El Uruguay de Nelson Marra se publicó en EL PAIS el día 22, en la página 10.

Es probable que haya algo peor que escribir mal, y es no saber leer; no se puede responder a los buenos días con una mala hora. Aquel artículo puede pecar de pesimista si el. señor Bertalmio así quiere entenderlo, pero, es que aun esto lo ha leído equivocadamente. Pienso que la polémica o está fundamentada sólidamente -entonces la entendernos todos- o se convierte en una ociosa y mezquina manera d.e perder el tiempo.

Me da la impresión de que el señor Bertalmío subestima la capacidad crítica de los lectores españoles cuando intenta el viejo truco de pasar gato por libre. Hacer un análisis exhaustivo de su carta representaría casi el libro de la historia negra de Uruguay. El lector podría obviar el resto haciendo la sencilla confrontación artículocarta; yo quiero, sin embargo, puntualizar un par de cosas más.

Es probable que el texto de Marra no posea la verdad -no conozco más que verdades, y las que más abundan se parecen mucho a los bienes de consumo-, pero quien haya vivido los últimos 20 o 25 años en Uruguay y tocado por lo que sucedía alrededor en eso que llamamos mundo, notará una semejanza bastante grande entre el artículo y la realidad. Y si la historia, de la literatura uruguaya no ha sido más esbozada sobre pilares endebles o equivocados, otro tanto puede decirse de la historia social y política, intentada siempre bajo la deforrnación del partidismo ¡interesado, de puntos de vista egoístas.

Francamente, no veo los gazapos del artículo criticado. En cambio, términos como tergiversación, falta de rigor periodístico u ocultaciones cuidadosas -que conozco muy bien- me suenen a retórica desfasada de asamblea adolescente; creo en términos como intereses, explotación, estafa, idiotez o poder, riqueza y pobreza, culturra e ignorancia, y el aprovechamiento que aquélla sabe conseguir generalmente de su condición, porque también creo en la palabra sojuzgar. El señor Bertalmío debería conocer la opinión (de la gente que tiene 20 años y vive en Uruguay; es probable que se diera cuenta de que La rosa de Alejandría tiene todavía vigencia.

Y por último, las referencias a Onetti -cuyo caso daría para un largo artículo- están llenas de datos falsos y presuposiciones injustificadas que podrían ser refutadas por el mismo Onetti si se produjera el milagro de que a Onetti le interesara refutar a alguien.-