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130 millones de personas verán hoy por televisión el festival de San Remo

Juan Arias

Más de 30 millones de telespectadores en Italia y más de 100 millones por Eurovisión verán esta noche la emisión del Festival de la Canción de San Remo, en su 35º edición. Con sus polémicas, sus intrigas, sus corrupciones, sus nostalgias, sus vanidades y también con esa capacidad que ha tenido siempre de unir a todos los italianos, el festival es un acontecimiento en Italia. Alguien ha llamado a la canción italiana la columna sonora de la historia de este país. Sería dificil entender a Italia sin sus canzonette.

Ante la nueva edición del festival, todos hablan mal de San Remo, como siempre; pero, al mismo tiempo, todos se quedan, por las noches, inmóviles, electrizados ante el televisor. Todos apuestan por el vencedor. Y nadie acierta'Porque lo triste, o lo cómico, o lo trágico es que rara vez vence el mejor. Vencen las casas discográficas que compran y se rellenan ellas mismas un número imponente de tarjetas postales para votar. Se ha calculado que con 35 millones de pesetas puede comprarse la victoria. Y a una casa editorial de discos puede convenirle.

Aplausos falsos

Se sabe que lo que se oye en televisión no es la canción de viva voz, que los aplausos están también registrados; se sabe que asistir al festival cuesta por tres noches más de 100.000 pesetas, y que van sólo señoras cargadas de joyas que se hacen antes una máscara facial con la esperanza de ser sorprendidas por las cámaras de televisión.Este año se critica la excesiva presencia (le extranjeros; incluso la presentadora, Patty Brard, una holandesita que ha disgustado a los italianos por su modo de vestir y porque habla. mal el italiano. Gusta que haya vuelto Gigliola Cinquetti, madre de dos niños, que ganó el flestival hace 20 años con la canción No tengo edad, y que hoy no quiere decir ya cuántos tiene: 37 años.

El gran Domenico Modugno, que se encuentra enfermo, dijo ayer con amargura que de San Remo habría que cambiar todo. Y recordó la muerte de Luigi Tenco, quien, tras haber quedado clasificado de los últimos en un festival del que creía merecer el premio, se disparó un tiro en la sien allí mismo, dejando una nota denunciando a la mafia de un festival que se gasta hoy muchísimos millones de pesetas para no hacer vencer al mejor.

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