La Misa ducal, de Halffer, 30 años después

La resurrección de la Misa ducal, compuesta por Cristóbal Halffter en 1955-1956 y estrenada en el palacio de Liria el 14-de mayo del segundo año citado, merece algún comentario. La que entonces era joven generación y hoy media la cincuentena fue incorporada con prontitud por la Casa de Alba a su larga historia musical.Tres años más tarde, el mismo Halffter recibirá otro encargo de los Alba: la revisión y orquestación de los Himnos panegíricos del flamenco Pierre du Hotz, estrenados en Bruselas en 1569 en honor del entonces duque, gobernador de los Países Bajos con Felipe Il.

Existían de estos Himnos las partes vocales separadas y, en 1752, don Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, a la sazón duque de Huéscar y más tarde duodécimo duque de Alba, solicitó de Domenico Scarlatti la puesta en partitura de la obra, lo que hizo el napolitano avecindado en nuestra corte. La carta con la que envía su trabajo es uno de los más preciados documentos del compositor.

Recordaba el actual duque, en su discurso de gratitud a la Real Academia de Bellas Artes, ciertas ayudas musicales de la casa más desconocidas por la actitud de un mecenazgo sin publicidad que por falta de importancia. Si citó los nombres de Ernesto y Cristóbal Halffter o el de Jesús López Cobos podría haber aludido a Manuel de Falla, que encontró en la Casa de Alba el gesto que le negó la tan cacareada Junta de Ampliación de Estudios cuando era su presidente Ramón y Cajal.

Dos realidades

Escuchar ahora la Misa ducal -interpretada por el mismo coro que la estrenó en Liria o, si se quiere, por su directo sucesor y bien entendida por el actual titular de la formación, Pascual Ortega- nos confirma un par de realidades: la presión que sobre el joven Halffter ejercía el Stravinski de la Misa y los Salmos, como en otras obras inmediatas, Bela Bartok; el anuncio, desde una música fiel a la tonalidad y entrañada en las tradiciones de lo que luego ha sido la invención halffteriana.

Los maestros de hoy debieran interpretar música más reciente y aquella que diseñó un día su incipiente personalidad. Es de aplaudir que, disponiendo de un amplio repertorio, la Casa de Alba, al recibir el reconocimiento de la Real Academia de San Fernando, haya querido por compañía la Misa de Halffter.