'El Mesiás', una aplaudida reposición
El último concierto del ciclo inaugural del Año Internacional de la Música, que tuvo lugar el pasado lunes en el Teatro Real, nos trajo con la reposición de El Mesías de Haendel, una de las mejores actuaciones de la Orquesta y los Coros de la Orquesta Nacional de España (ONE) en los últimos tiempos.El Mesías es una obra que siempre atrae gran cantidad de público, como bien lo sabía el propio Haendel cuando, al final de su vida, dirigía dos conciertos anuales con su obra a fin de ayudar a una fundación de niños abandonados. El lunes pasado no cabía un alfiler en el Real, y se trataba esta vez de un público, fuera de abonos, absolutamente heterogéneo.
El Mesías requiere un gran trabajo conjunto de orquesta, coro y solistas para poder reflejar con transparencia y expresividad las bellísimas melodías sin perder su coherencia unitaria. Sin llegar a conseguir esa perfección, López Cobos planteó y tradujo una dignísima versión cuyo único defecto palpable resultó, tal vez, en una cierta frialdad en el tratamiento.
Orquesta y Coro Nacionales de España
Solistas: Lynda Russell, Sarah Walker, Neil Jenkins y John Shirley-Quirk. Director: Jesús López Cobos.El Mesías, de Haendel. Teatro Real, lunes 28 de enero. Madrid.
La versión que ofreció la ONE fue merecedora de los máximos elogios si consideramos el nivel medio habitual de las agrupaciones españolas, y ello es en gran parte debido a esa virtud del director Jesús López Cobos que reside en su capacidad para montar una obra de esta envergadura en un tiempo tan reducido como el que tuvo. Si la recuperación de la ONE es un fenómeno evidente pero lento, resulta muy gratificante comprobar la calidad que va adquiriendo el coro, y que queda claramente expuesta cuando una buena batuta le hace cantar sin pretender desarrollar grandes potencias sonoras, tal y como el titular de la orquesta enfocó su intervención.
A su lado, el cuarteto solista, formado por prestigiosos cantantes ingleses, tuvo una lúcida participación, aunque a Sara Walker, una mezzo con escuela y línea, le faltase un punto de caudal vocal y el barítono Shirley-Quirk estuviese apurado en su larga ana acompañada de la trompeta.
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