La situación del Partido Comunista Italiano
Hace siete meses que Alessandro Natta es secretario del Partido Comunista italiano, y respecto a su estrategia, hay una cosa clara: alcanzar la mayoría de votos en las próximas elecciones de mayo y confirmar que puede sobrepasar a la Democracia Cristiana. Todo el resto permanece en una oscura niebla. A, comenzar por las alianzas. Al principio, cuando arrojó al cesto de la basura la propuesta del Gobierno diverso, parecía querer restablecer buenas relaciones con los socialistas; pero después se comenzó a hablar del Gobierno de programa y a cabalgar el referéndum sobre el coste del trabajo en la onda de una dura ofensiva de primavera contra Craxi. Parecía hacerle los ojos dulces a los católicos, cuando, hete aquí que, entre septiembre y octubre, lanza una ofensiva sin precedentes, primero, contra el Vaticano, y después, contra la Democracia Cristiana. Parecía querer consolidar el eje preferencial entre su partido y el republicano en nombre de los sectores productivos, pero estaba dispuesto, después de la primera huelga del pequeño comercio, a dejar sólo en la navegación, al menos en un primer momento, al ministro de Hacienda, Bruno Visentini. Todo dando la impresión de proceder un poco a tientas, improvisadamente, como en el caso Andreotti. ( ... ) También en política exterior al Gobierno se le trata como esclavo de Reagan (ejemplo: cuando en agosto envió navíos italianos a buscar minas en el mar Rojo) o de intérprete de las grandes aspiraciones a la distensión (el último caso se refiere a diciembre, cuando Craxi y Andreotti han encontrado a Arafat)., 27 de enero
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