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El Banco de Vizcaya obtuvo 13.044 millones de beneficios antes de impuestos en 1984

Los beneficios antes de impuestos del Banco de Vizcaya en el ejercicio de 1984 ascendieron a 13.044 millones de pesetas, de los que 5.009 millones se destinarán a distribuir un dividendo de 212 pesetas por acción, y 5.685 millones, a aumento de las reservas voluntarias de la entidad. Las provisiones para saneamientos de morosos y fallidos y de la cartera de valores superan los 20.000 millones de pesetas.

El consejero delegado del Banco de Vizcaya, en su intervención ante la junta general de accionistas celebrada ayer, sábado, señaló su creencia de que el ejercicio actual, aunque plantea problemas iniciales importantes, no tiene por qué ser peor que el que acaba de terminar, ya que los fallidos de la entidad empiezan a decrecer y se van a poder generar recursos importantes a partir de la inversión crediticia basada en la autofinanciación de las entidades del grupo.Pedro de Toledo, que hizo una declaración pública en el sentido de que el Banco de Vizcaya sigue siendo una entidad principalmente vasca, señaló que su actividad se centra en el eje Bilbao-Barcelona-Madrid, y apostó claramente por un ejercicio de 1985, por lo menos, tan bueno como el del año anterior. Las coordenadas en las que se basa para hacer esta afirmación, que contradice las opiniones vertidas por algunos otros representantes del sector financiero, son el aumento de la inversión bancaria típica de los bancos del grupo, observada ya a finales de 1984, y el descenso en el índice de morosidad de clientes.

El conjunto de la inversión bancaria aumentó en 1984 en 360.000 millones de pesetas, de los que la mayor parte corresponde a la actividad de la banca extranjera en España, con 218.000 millones de pesetas. El grupo del Banco de Vizcaya invirtió 83.000 millones más que un año antes, mientras que el resto de la banca española sólo aumentó su inversión en 67.000 millones de pesetas. La mejora de la calidad del riesgo del grupo Vizcaya se observa, según su consejero delegado, en que el índice de morosos ha descendido del 1,6 al 1,1, colocándose en la misma situación que hace tres años, y en que los fallidos en riesgo han pasado del 1,2 al 0,7. Las recuperaciones reales de créditos considerados como fallidos o morosos durante el pasado año ascendieron a 2.900 millones de pesetas.

Las provisiones para riesgos y amortizaciones del Banco de Vizcaya ascendieron a 23.069 millones de pesetas, lo que supone haber realizado un total de casi 85.000 millones en los cinco últimos años y permite tener previsiones al ciento por ciento de todos los morosos y fallidos existentes, así como cumplir totalmente la circular del Banco de España sobre riesgo-país.

El grupo Banco de Vizcaya, compuesto por 14 bancos y 36 sociedades financieras más, obtuvo unos beneficios netos consolidados superiores a los 11.000 millones de pesetas, después de efectuar unos saneamientos y amortizaciones de casi 39.000 millones de pesetas.

El problema de los bancos en crisis y la baja de los tipos de interés experimentada en la segunda parte del año pasado fueron analizados por el consejero delegado del Vizcaya, quien afirmó que la decisión del Banco de España de impedir que el Banco Hispano Americano repartiera dividendos se debía al convencimiento de que el sector financiero estaba ya prácticamente sano, y que tal medida, a pesar de ser impopular, iba a demostrar que no pasaba nada en las grandes empresas financieras.

En su opinión, el saneamiento de los bancos en crisis debe realizarse de manera conjunta entre el Fondo de Garantía de Depósitos (FDG) y el banco comprador, y por ello no se debe adquirir un banco en un fin de semana, sino que es mejor que dicha entidad pase un año intervenida por el FDG, ya que en ese tiempo sale a relucir la mayor parte de los problemas.

A lo largo de su intervención, Pedro de Toledo planteó que la baja de los tipos de interés en 1984, que previsiblemente continuará en 1985, no puede considerarse como el factor básico de pérdida de rentabilidad global de la banca y en ningún caso como condicionante de los problemas del Hispano Americano.

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