862 aspirantes para 123 plazas
Diez temas en hora y media, del total de 371 -correspondientes a siete materias jurídicas- tuvo que exponer en su día Fernando de Castro Fernández, el joven que se quitó ayer la vida ante el tribunal de oposiciones a notarías después de disparar contra sus miembros. Se trataba de uno de los 862 aspirantes a las 123 plazas convocadas en el Boletín Oficial del Estado el día 3 de julio de 1984. Es decir, para cada plaza concurrían siete opositores y todavía sobraba uno.
La oposición consta de tres ejercicios: el oral, el más difícil y memorístico, en el que fue suspendido De Castro; el escrito, que consiste en la elaboración de un dictamen jurídico, y el práctico, para el que ya suelen quedar tantos opositores como plazas a cubrir, y en el que se exige la redacción de un instrumento notarial. El ejercicio oral se inició a finales de octubre pasado y todavía continuaba ayer.
La mecánica del primer ejercicio es la exposición por parte de cada opositor, durante 90 minutos, de 10 temas asignados por sorteo, distribuidos de la siguiente forma: tres de Derecho Civil (de un total de 130 posibles), dos de Derecho Hipotecario (de 56), dos de Derecho Mercantil (de 48), uno de Derecho Notarial (de 53) y un último tema sacado a suerte entre los 33 temas de Derecho Fiscal, 32 de Derecho Administrativo y 19 de Derecho Procesal de que consta el programa.
Una vez que el opositor se sienta en la mesa ante el tribunal, tras escoger las bolas de su suerte, el presidente comienza a cronometrar. Durante la exposición del opositor, los miembros del tribunal permanecen completamente pasivos, sin hacer ninguna observación al aspirante, excepto la indicación, que corresponde efectuar al presidente, de que le restan cinco minutos. Al concluir cada jornada se hacen públicas las calificaciones obtenidas por los opositores. La prueba fuerte de la oposición es la criba del primer ejercicio que De Castro no superó.
