El diplomático soviético expulsado pagó 50.000 pesetas por conseguir un 'documento confidencial'
El diplomático soviético Yuri Kolesnikov, agregado cultural de la Embajada de la URSS en Madrid, ha sido expulsado de España después de haber entregado cerca de medio millón de pesetas a un supuesto miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para que éste le hiciera llegar un extenso documento confidencial sobre la política tecnológica y científica española para los próximos años, según informaron ayer fuentes gubernamentales. El supuesto miembro del CSIC era una persona utilizada como cebo por el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), organismo que vigilaba a Kolesnikov desde hace varios meses.
Según las fuentes informantes, Kolesnikov, que salió de Madrid a finales de la pasada semana, había mostrado interés en varias ocasiones por conocer con detalle cuáles eran los proyectos tecnológicos españoles, especialmente los relativos a los productos denominados de doble uso, es decir, aquellos que pueden ser empleados tanto para fines pacíficos como para sistemas de armas.Dentro de este grupo se engloban desde material de informática hasta equipos de comunicaciones o de contramedidas.
Los servicios de contrainteligencia españoles comunicaron las actividades de Kolesnikov a sus superiores, pero, por orden de más altas autoridades, emprendieron un plan para conseguir alguna prueba concreta sobre las pretensiones del diplomático soviético. El Gobierno preveía, poner en marcha, una vez conseguida esa prueba, los mecanismos diplomáticos correspondientes para expulsar a Kolesnikov.
Pagó al intermediario
Por este motivo, una persona -cuya identidad se desconoce- que actuó en coordinación con el CESID, comunicó a Kolesnikov que para conseguir el documento gubernamental en el que se explicaban las aspiraciones tecnológicas españolas era necesario que aportase una cantidad de dinero, que fue establecida en algo menos de medio millón de pesetas. A comienzos de este mes, Kolesnikov entregó el dinero en Madrid, y el hecho fue comunicado inmediatamente al director del CESID, general Emilio Alonso Manglano, quien a su vez informó al ministro de Defensa, Narcís Serra.A continuación, Serra y Manglano decidieron que había llegado el momento de adoptar una decisión determinante con Kolesnikov y enviaron el correspondiente informe al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán. El martes de la semana pasada, el director general para Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maríano Berdejo, le comunicó al embajador soviético en Madrid, Yuri Dubinin, que el Gobierno español deseaba que Kolesnikov regresara a su país, cosa que éste hizo el jueves pasado.
El hecho de que una potencia extranjera conozca los proyectos tecnológicos futuros de otro país tiene una gran importancia, puesto que del análisis pormenorizado de esos proyectos por parte de especialistas puede deducirse con escasos márgenes de error qué tipos concretos de sistemas de armas tendrá esa nación en el futuro. Asimismo es posible conocer, por ejemplo, qué equipos deben ser desarrollados si se desea anular los del país determinado y, finalmente, también puede servir de pista para centrar los esfuerzos de los espías en una línea determinada que interese especialmente a su país.
Segunda expulsión en dos años
Que se sepa, éste es el segundo espía soviético que es expulsado de España desde que el actual Gobierno socialista llegó al poder. El anterior, cuyo nombre se desconoce, lo fue en el mes de abril de 1983, justo un mes antes de que el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, iniciara su primera visita oficial a la Unión Soviética.La expulsión de Kolesnikov se produce, precisamente, un mes antes de que el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, visite España para corresponder a aquel viaje de Morán. La visita de Gromiko está prevista para finales del mes de febrero, después de que los soviéticos insistieran mucho en esta fecha. El Gobierno español prefería que se produjera más tarde, por estar bastante completa la agenda diplomática española del mes de febrero.
En ambos casos, la diplomacia española trató de ejecutar la expulsión con discreción y sin publicidad, como hizo igualmente, el pasado mes de julio, con el agregado diplomático iraní Mohamed Jafar Niknam, vinculado a un comando terrorista de aquel país.
En todos estos casos, la diplomacia española ha preferido optar por pedir la retirada de los funcionarios, en vez de declararlos personas no gratas y proceder a sus expulsiones. Con esta discreción -que siempre ha sido aceptada por las embajadas extranjeras afectadas para evitar escándalos- se ha tratado de preservar las relaciones con estos países.
Kolesnikov estaba destinado en la Embajada soviética en Madrid desde el 13 de julio de 1981. Oficialmente, su puesto era el de agregado (personal funcionario no diplomático) del departamento cultural. A pesar de ello, gozaba de pasaporte diplomático, como es costumbre que hagan los agregados soviéticos en España y los españoles en la URSS y otros países del Este de Europa, y cuyo objeto es obtener más facilidades en su trabajo.
Durante todo el día de ayer, tanto la Embajada soviética como el Ministerio de Asuntos Exteriores español se negaron a comentar este asunto.
Relaciones CSIC-URSS
El presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Enric Trillas, declaró ayer que no tenía conocimiento oficial alguno sobre la expulsión de Kolesnikov, y mostró su extrañeza ante la posibilidad de que algún miembro o dependencia del CSIC dispusiera de un documento de las referidas características.Según Trillas, es más probable que un documento de ese tipo sea manejado en el seno de la Comisión Asesora de Política Científica, formada por expertos de díversos ministerios. Entre estos expertos figuran varios que con anterioridad estuvieron destinados en el CSIC.
El Centro de Investigaciones mantiene desde hace años estrechas relaciones con la Academia de Ciencias de la URSS -organismo similar al CSIC- y, de hecho, varios responsables del consejo español tienen previsto desplazarse dentro de dos meses a Moscú para participar en varios actos culturales y científicos. Debido a estas buenas relaciones, el vicepresidente del CSIC, Javier López Facal, actualmente de visita en EE UU, ha mantenido en los últimos meses numerosos contactos con diplomáticos soviéticos destinados en Madrid, entre los que, al parecer, figuraba Kolesnikov.
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