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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El almirante Liberal y el patriotismo

Calificándola con benevolencia, resulta por lo menos impresionante la arenga maniquea que el almirante don Ángel Liberal se ha permitido lanzar al rostro de todos los españoles. Con su natural gallardía castrense y con motivo de la Pascua Militar, el pundonoroso almirante ha acusado al pueblo llano de tener adormecido el espíritu de la defensa nacional, por lo visto. Muy edificante.Ante el peligro de que los españoles podamos decir un día no a la OTAN por medio de un referéndum, los altos mandos se aplican con denuedo a agitar ante nuestras narices el coco de un enemigo más que hipotético, inventado al hilo de su propia conveniencia armamentista, apoyándose en la dialéctica más espuria para descalificar a los pacifistas, a quienes no dudan en presentar inicuamente como traidores o como imbéciles.

En su busca de argumentos pretendidamente patrióticos, nos vienen ahora con ese llamamiento en pro de los sagrados intereses de la defensa. De la defensa de los intereses guerreristas, naturalmente, a los que son proclives a representar, por simple deformación profesional, en el mejor de los casos.

Los altos mandos, por el hecho de serlo, deben saber que los españoles no precisamos de grandes exhortaciones a la hora de defender lo nuestro. A lo largo de la historia, el pueblo español ha demostrado sobradamente poseer un patriotismo natural, tan exento de retóricas como carente de recompensas, que lo impulsa cuando es preciso a defender su patria y su dignidad hasta dar la vida por ellas.

Resulta, por tanto, sorprendente, y ofensivo, que nos venga ahora un militar de carrera a poner en duda tal disposición. Otra cosa es que nos dejemos embarcar sumisamente en una guerra ajena, donde se nos reserve claramente el papel de víctimas, absorbiendo en nuestro suelo y sufriendo en nuestra piel las bombas destinadas en principio a otras tierras y a otros hombres. Porque ahí pretenden llevarnos los otánicos, y no a otra parte. No queremos ser un nuevo parachoques, un escudo más de nuestros pretendidos aliados usacos. Ni queremos, en el mejor de los casos, soportar las pesadísimas cargas de la insania armamentista.-

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