Sobre el exilio republicano

La lectura de las cartas con el tema del exilio republicano, aparecidas el 30 de noviembre, ha despertado en mí, la inquietud que tantos viejos españoles estamos padeciendo desde que, fallecido el dictador, nos alentó la esperanza de que alguien con verdadero estilo democrático y espíritu de justicia (¿hay algo de eso en España?) se ocupara del drama de los exiliados políticos castigados por los plazos más prolongados que ha conocido nuestro país.Fui luchador de la República.

Tenía entonces 20 años y, por espíritu patriótico y sensibilidad ideológica, defendí al Gobierno elegido por el pueblo en elecciones libres y me puse contra los sublevados. Cuando terminó la contienda, vinieron los campos de con centración, las desapariciones inexplicables, las cárceles y sus sacas aterradoras, después los campos de trabajo y castigo (que no me digan que no hubo campos de tortura, porque yo y otros españoles que conozco los hemos padecido largos años). Y cuando se can saron de ensañarse, nos tiraron a la desesperación de unas calles ciudadanas plagadas de hambre. Como no les pareció bastante, el espíritu caritativo de los años negros me puso en manos de la Comisión de Represión de la Masonería y el Comunismo (especie de Inquisición rediviva) y, tras vencer grandes dificultades y escabullir me de la comisión, logré salir al extranjero con documentos marcados por el régimen para que se me conociera como número de la es pecie roja.

Hubo un día en que pareció que al fin iba a brillar la luz. Ganó las elecciones el PSOE y mi esperanza creció igualándose a mi alegría. Ahora, a los dos años de Gobierno de estos socialistas, veo asombrado que nadie en las alturas de la torre de marfil se acuerda de los exiliados que no amasaron fortuna para regresar a España sacando el pecho y que desesperan en su vejez al verse olvidados de todos. No me extraña que haya inciviles que se olvidan de nosotros y nos deseen el mal; es un hecho histórico y repetido, pero lo más descorazonador es que el PSOE (partido obrero) y su Gobierno estén totalmente tomados por señoritos que carecen de conciencia de lo que la juventud de mi época puso y se jugó en los campos de España para defender su libertad, y cuyos frutos, tardíos, pero de alguna manera, ellos están ahora gozando.

Le agradeceré publique esta carta para darle un toque de atención a esa parte de la población que se autoengaña pensando que todo fue ya arreglado, y para todos aquellos que hacen oídos sordos, como los actuales gobernantes, que nos decepcionan con su indiferencia, cuando estamos en la edaden que se requiere más protección y quizá reconocimiento por quienes hoy son beneficiarios de nuestros antecedentes.-